El triunfo del color. De Van Gogh a Matisee
10.OCT.2015 ──────── 10.ENE.2016
Paul Sérusier
El talismán [Le Talisman, l’Aven au Bois d’Amour], 1888
Musée d’Orsay
© RMN-Grand Palais (musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
Esta exposición, organizada expresamente para la inauguración de la Sala de Exposiciones de Fundación MAPFRE en Barcelona, quería mostrar, a través de la obra de los principales artistas de la época, cómo el color se convirtió en un camino para llegar desde el Impresionismo a la pintura de vanguardia.
La confluencia en esta exposición de una cuidada selección de obras de grandes nombres como Van Gogh,Gauguin, Seurat,Signac, Bonnard, Vuillard, Cezánne, Derain o Matisse, con otros menos conocidos, como Charles Angrand, Georges Lemmen o Félix Valloton, hicieron de esta ocasión un acontecimiento único para adentrarse en este periodo de efervescencia creativa.
La exposición se realizó con la colaboración científica y los préstamos excepcionales de los museos d’Orsay y de l’Orangerie, fue comisariada por Guy Cogeval, presidente de los museos d’Orsay y de l’Orangerie y Pablo Jiménez Burillo, director del Área de Cultura de Fundación MAPFRE, y contó con el comisariado científico de Isabelle Cahn, conservadora del Musée d’Orsay.
La exposición
El siglo XIX se caracterizó por la progresiva e incontenible invasión del color sobre la primacía del dibujo que había gobernado el arte hasta entonces. El color desbordó poco a poco las líneas, se expandió y ocupó la superficie del lienzo. Los pintores del momento presintieron que el color podía expresar algo por sí mismo y se lanzaron a descubrirlo; poco a poco se fueron distanciando de la naturaleza para acercarse a la abstracción del color.
Para demostrar como, tras el impresionismo, la pintura explotó y la sensación, la experiencia subjetiva y la visión personal del artista se impusieron, la muestra fue articulada en cuatro secciones:
El color científico presentaba una selección de obras, apoyadas en las investigaciones realizadas por el químico Michel-Eugène Chevreul, que sirvieron de base para la elaboración de la técnica neoimpresionista. Ésta consistía en pintar en el lienzo puntos yuxtapuestos de colores primarios o de sus complementarios con el fin de intensificar su riqueza, brillo y solidez y que el ojo del espectador efectuase la mezcla óptica.
Vinculada al viaje que Gauguin haría a Bretaña y su encuentro en 1888 con Émile Bernard, la sección El centro misterioso del pensamiento. Gauguin y la Escuela de Pont-Aven recogía un conjunto de obras que reflejaban las investigaciones realizadas por ambos artistas, quienes desarrollaron una nueva manera de pintar, sintética, caracterizada por la presencia de contornos silueteados y el uso de colores arbitrarios, simbólicos y planos.
El Talismán, una tablilla pintada en Pont- Aven en 1888 por Sérusier bajo el dictado de Gauguin, abrió la tercera sección: Los nabis, profetas de un nuevo arte que reflejaba la ideología estética de este grupo de artistas que fueron la vanguardia parisina de finales del siglo XIX y defendieron el origen espiritual del arte sirviéndose del color como elemento transmisor de los estados de ánimo.
El color en libertad nos llevó hasta los pasos de Matisse. En los inicios del siglo XX, los jóvenes pintores padecieron una epidemia que se expresó mediante pinceladas de color puro, más o menos redondas, cuadradas, pegadas, espaciadas, arañadas. En palabras de Paul Signac, “es el amor a la belleza del color” lo que les condujo hacia el color puro y vivo.
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