Son contratos de seguros cuyos pagos se realizan en función de la intensidad de un evento y el monto de la pérdida calculada en o por un modelo y con datos previamente previstos.
Estas coberturas de seguro parametrizadas o paramétricas pueden ser emitidas a través de un contrato de seguro o reaseguro, así como a través de la emisión de un derivado financiero como un bono catastrófico.
Agro, clima, huracanes y terremotos, inundaciones por desbordamiento de ríos son los riesgos típicos que se pueden parametrizar. El daño causado por un huracán de fuerza 3 (parámetro), en un área específica (parámetro), en la cual están asegurados X miles de riesgos con condiciones y valores individualmente conocidos (parámetro) hubo un accidente (parámetro basado en conocimiento previo ) de una manera predefinida o calculada.
Mediante este procedimiento se puede evaluar con anticipación el posible impacto y, posteriormente, una previsión de indemnización muy ajustada, permitiendo a las aseguradoras y reaseguradoras realizar pagos a cuenta o establecidos (indemnización parametrizada) que permitan la pronta resolución de los daños. De lo anterior, las ventajas de estos sistemas son: ahorro de tiempo, agilidad en los pagos, eliminación de gastos de gestión y administración de siniestros.
Al tratarse de eventos cuantificables de manera objetiva y para los que existe un amplio registro histórico, un ámbito habitual de aplicación de los seguros paramétricos es el relacionado con los riesgos de la naturaleza. En general, para eventos catastróficos vamos a poder hablar de seguros paramétricos de primera y segunda generación.
Estos seguros de primera generación o de estructura “cat-in-a-circle” activan la cobertura cuando un evento de una severidad determinada (por ejemplo, un terremoto de magnitud 7.2) ocurre en una cierta zona geográfica. Dicha severidad viene determinada por una agencia oficial de contrastada reputación como el National Hurricane Center (NCH) o el United States Geological Survey (USGS), lo que proporciona una elevada fiabilidad, transparencia y certidumbre al programa. Se trata de información disponible públicamente, por lo que el asegurado conoce perfectamente si la cobertura se ha activado o no y hasta qué punto.
Por otro lado, los seguros paramétricos de segunda generación o basados en intensidad local se activan cuando el riesgo alcanza una intensidad establecida en una localización en particular (por ejemplo, que el pico de aceleración espectral o PGA sea de 0.60 g). Estos parámetros generalmente se calculan a partir de complejos modelos geoespaciales que añaden complejidad e incertidumbre, en particular, si el modelo utilizado es una caja negra o un instrumento de medición de uso privado.