Primates tecnológicos

Siempre he sido un fan de las películas y los libros de ciencia ficción (también de espías). Una de mis favoritas es sin duda Blade Runner. La original de 1982 dirigida por Ridley Scott, no la reedición del año pasado que, antes de que tuviera tiempo de ir a verla, ya no estaba en los cines.

Este lunes, invitado por SEAT para ver su prototipo de coche León Cristóbal, he estado en el Mobile World Congress (MWC) en Barcelona y, tengo que confesarlo, casi creía que había viajado en el tiempo y Harrison Ford y los replicantes iban a estar en un stand, en el pabellón 3, difundiendo las bondades de sus coches voladores. El MWC no es un congreso de teléfonos, es un congreso sobre cómo viviremos dentro de pocos años, menos de los que imaginamos. El teléfono, de hecho, es el “modem” que usaremos las personas y las cosas para comunicar datos, información y, pronto, conocimiento y sabiduría. Lo de menos es el tamaño de la pantalla; lo de más, las aplicaciones inteligentes que sin duda nos ayudarán a tener una vida más fácil, sana y segura.

Lo que ahora me preocupa es que no era un viaje al futuro, sino que todas estas tecnologías están ya disponibles, sólo que estamos ocupados mirando a otro sitio y no nos hemos dado cuenta. Quizás un pequeño porcentaje de la población sí esté al corriente, aquellos implicados en la transformación digital de nuestras sociedad, pero creo que la gran mayoría estamos al margen y realmente corremos el riesgo de convertirnos en una especie de primates tecnológicos: siempre nos quedará el parque, lugar que, por otra parte, deberíamos visitar mucho más a menudo con nuestros hijos, padres y madres, amigos…

Para aquellos que quieran estar el año que viene en el MWC, y también para los que ya lo están, los Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social son una oportunidad de acelerar su llegada a la sociedad: próxima parada, los “Premios de Fundación MAPFRE”.