Oportunidades y retos para la seguridad del coche autónomo
Los retos de la inteligencia artificial aplicada a la nueva industria automovilística
El coche autónomo, que lleva siendo objeto de deseo de los aficionados a la ciencia ficción desde siempre, ha pasado a ser una realidad. Gracias a los avances en inteligencia artificial, capacidad de computación e infraestructura de conectividad avanzamos con paso firme y seguro hacia un futuro próximo de coches capaces de proteger de manera proactiva a sus ocupantes y a las personas en el entorno. PWC, en su informe de 2016, estimaba que el coche completamente autónomo estará disponible en 10 años. Aunque, teniendo en cuenta la velocidad exponencial a la que avanzan las tecnologías implicadas, no sería de extrañar que nos adelantáramos a esa fecha. Según un informe de la consultora BCG, en 2035 se venderán más de 12 millones de coches totalmente autónomos.
Por tanto, en los próximos años veremos proliferar en nuestras calles una tecnología capaz de salvar más de un millón de vidas al año y prevenir muchos más millones de heridos, con lo que eso implica tanto en lo humano como en gasto sanitario que podría destinarse a curar otras enfermedades. Otro impacto positivo de la proliferación de coches autónomos será medioambiental. Caminamos hacia un futuro de coches autónomos compartidos que vienen a buscarte, te llevan al lugar al que necesitas ir y se marchan a buscar a otra persona o se vuelven a su garaje. De hecho, en gran parte, esta realidad ya está aquí gracias a coches compartidos conectados que, si bien no son autónomos, ya ofrecen muchos de estos beneficios.
Sin embargo, como todos los avances, el camino hacia ese futuro no está exento de retos. Un primer reto al que la industria del automóvil se está enfrentando ya con los coches conectados, y que se exacerbará en el caso del coche autónomo, es la ciberseguridad. Pero otro reto tiene que ver con la ética en la toma de decisiones. En un famoso experimento, los profesores Bonnefon, Shariff y Rahwan hicieron una encuesta consultando qué debería hacer un coche autónomo ante la opción de salvar al conductor en una situación que implica atropellar a un grupo de personas para hacerlo, con el probable fallecimiento de estas, o evitar atropellar al grupo de personas, permitiendo un accidente en que el conductor probablemente fallecerá. Si bien un coche autónomo probablemente no se enfrentará exactamente a esta situación, sí tendrá programas que tomen decisiones sobre maniobras arriesgadas que implican juicios de valor sobre vidas humanas. La conclusión del estudio fue que los encuestados consideran que el coche debe proteger al grupo de personas. Varias vidas valen más que una. Pero luego, preguntados si comprarían ese coche, la respuesta mayoritaria fue ¡claro que no! Básicamente, nos gustaría que nuestro coche nos proteja sólo a nosotros, pero que todos los demás compren coches que protejan al resto. Los fabricantes están teniendo verdaderas dificultades a la hora de gestionar este asunto y hay quien ya ha dejado caer que, en el improbable caso de que tal situación se produjera, sus coches protegerían al conductor.
En todo caso, mientras debatimos sobre potenciales decisiones por parte de coches autónomos en improbables situaciones, la realidad es que millones de personas cada año siguen siendo víctimas de accidentes de coches. Incluso un coche autónomo aún no perfecto mejoraría tanto la seguridad en las carreteras que no parece razonable dejar de impulsar esta tecnología con todo el esfuerzo posible. Quizá un futuro en que los muertos y heridos en carretera no abran titulares esté a la vuelta de la esquina.
Sobre la autora:
Concepción Galdón es Directora y Lead Académico de Innovación Social en IE. Concepción se enfoca en el uso de la tecnología en el emprendimiento social, así como en promover la creación de contenido académico de Innovación Social en escuelas y distintos programas.