Los protagonistas del emprendimiento social en Europa
Analizamos las zonas de referencia de los Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social
Poco después de la clausura de la II edición de los Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social, el equipo encargado de estos galardones se puso manos a la obra para fomentar en todo el mundo la participación de las empresas en la III edición de estos premios. Estos galardones buscan empresas emergentes e iniciativas de alto impacto que se esfuerzan por realizar cambios en las áreas de movilidad sostenible y seguridad vial, salud electrónica e innovación en el sector de los seguros.
Mucho del trabajo entre bastidores consiste en conseguir el mayor número de solicitudes con la máxima calidad, y esta fue la tarea de nuestro equipo durante los meses de octubre y noviembre. Mientras mis compañeros viajaban por América Latina, yo viajé por España, Alemania, Italia e Irlanda para reunirme con emprendedores, aceleradoras, incubadoras, inversores, universidades y otros participantes clave de la escena de la innovación. Adoptamos un enfoque “sobre el terreno” en cada una de las regiones para entender mejor los proyectos potenciales y aumentar la creciente conciencia de los Premios.
ACTORES CLAVE de la INNOVACIÓN SOCIAL: las diferentes situaciones de Italia, Irlanda y Alemania.
Cada país tiene sus formas de trabajar y su propio ecosistema en lo que respecta al desarrollo. En este escenario siempre cambiante, es muy útil conocer ciertas organizaciones que pueden ser de ayuda para cualquier emprendedor.
ITALIA
Mi primera parada fue en Milán, donde me reuní con tres impulsores clave de la innovación social en Italia. Ashoka Italy, Opes Fund y Avanzi me recibieron con los brazos abiertos y mantuvimos charlas de lo más estimulantes sobre el ecosistema local. Parece haber una gran actividad en el espacio filantrópico y “social” de Italia, que se ve favorecido en gran medida por la RSE y la recaudación de fondos. El concepto de “empresa social” está creciendo, pero no está tan maduro como en otros países de Europa Central y del Norte.
Una de las principales diferencias entre una empresa social y una sin ánimo de lucro es el enfoque en torno a la construcción de un modelo sostenible con una causa social. En lugar de financiar sus actividades a través de la recaudación de fondos o donaciones, una empresa social es un híbrido en el sentido de que tiene 1) una misión social y 2) un modelo de negocio que se nutre de sus conocimientos empresariales para mantener las actividades a largo plazo.
IRLANDA
Después de Milán, le tocó el turno a Irlanda, donde la innovación recibe un gran impulso gracias a la presencia de grandes empresas internacionales de tecnología como Facebook, Google, Airbnb, Linkedin, etc. Durante mi visita a Dublín, tuve la oportunidad de reunirme con The Entrepreneur’s Academy, Trinity College Dublin, NDRC, The Social Innovation Fund, Dogpatch Labs y Enterprise Ireland.
El concepto de “emprendimiento social” parece estar menos desarrollado en Irlanda, a pesar de la riqueza de las nuevas empresas y de las tareas de innovación allí desarrolladas. Sin embargo, la conciencia y la apreciación de lo “comunitario” y lo “social” están muy presentes entre el público irlandés. Según algunos expertos de Dublín, gran parte de la población, incluso los empresarios, siguen considerando que las organizaciones son o bien ONG (con fines sociales) o empresas con fines de lucro (con fines de rentabilidad). El modelo híbrido es menos conocido. Además, las empresas emergentes irlandesas generalmente buscan expandirse al Reino Unido o a los Estados Unidos por las obvias similitudes en los mercados, la cultura y el idioma. En el caso de las empresas emergentes sociales irlandesas, premios como estos podrían facilitar asociaciones estratégicas con actores clave en regiones en desarrollo de América Latina.
ALEMANIA
Mi última parada en el viaje por Europa fue en Berlín. Durante mi estancia allí me reuní con ReDi School, The Place Berlin, Cabinet 2030, BetaHaus e Impact Hub. No es de extrañar que el ecosistema de innovación social de la capital alemana esté bien desarrollado. Después de charlar con distintos miembros del ecosistema, se hizo evidente que aunque la innovación social está muy desarrollada en las ciudades de mayor tamaño de Alemania, puede que no sea así en el resto del país.
Durante mi visita me presentaron a varios emprendedores sociales con grandes ideas y planes claros y factibles para hacer realidad sus ideas. El sentimiento de comunidad y el apoyo a las nuevas empresas sociales en Berlín parece facilitar las sinergias e interconexiones entre organizaciones e individuos, de una forma divertida y relajada. Durante mi estancia allí tuve la suerte de asistir a un almuerzo comunitario en Impact Hub, que se celebra todas las semanas para que los miembros puedan interactuar en un ambiente fuera del trabajo y así compartir sus ideas. Una actividad similar es la de los desayunos de BetaHaus, que se celebran regularmente para facilitar las interacciones entre las empresas y aumentar la visibilidad de los proyectos en ciernes a través de breves presentaciones informales.
Hay mucho que aprender de la escena de la innovación social europea y su variado grado de desarrollo. Estamos encantados de ver que el número de solicitantes de los países mencionados aumenta año tras año, y esperamos seguir construyendo la comunidad europea con cada una de las ediciones.
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