Síndromes cocleovestibular radicular, vestibular central y su interferencia con la conducción. Sustancias ototóxicas
Síndrome cocleovestibular radicular
Se trata de la lesión del nervio auditivo en su porción radicular.
La causa más frecuente es el neurinoma del acústico, y entre otras, las alteraciones vasculares, virales, secuelas de meningitis, colesteatoma y otros tumores.
Se presentan signos vestibulares con vértigos de tipo laberíntico y nistagmus de tipo horizontal-rotatorio, hipoacusia evolutiva de percepción unilateral y pocos signos de lesión del nervio facial.
Consejos
- No se puede conducir.
- Una vez terminado el tratamiento, el paciente será evaluado por sus posibles secuelas e informado de la evolución de su enfermedad y de la influencia de éstas en la conducción.
Síndrome vestibular central
Se trata de la lesión de las vías vestibulares en la región de los centros superiores.
Se produce por compresión tumoral o absceso, alteraciones vasculares como el síndrome de insuficiencia vertebrobasilar o ateroesclerosis difusa de la fosa posterior, síndromes degenerativos o inflamatorios como la esclerosis en placas, siringobulbia y otras.
En el síndrome de hipoexcitabilidad, los vértigos son menos acusados que en el síndrome periférico, en cambio el desequilibrio es llamativo. El nistagmus espontáneo es constante y de gran intensidad.
En el síndrome de hiperexcitabilidad, los vértigos son también mínimos y el desequilibrio muy importante. Generalmente, no existe nistagmus espontáneo.
Consejos
- La conducción es imposible.
- Si la enfermedad causal es controlada, se evaluará la posibilidad del permiso o prórroga de conducción pero individualizando cada caso con informes periódicos del especialista.
Sustancias y medicamentos que pueden causar ototoxicidad
- Antibióticos: amikacina, anfotericina B, ampicilina, azitromicina, capreomicina, cefalexina, claritromicina, clindamicina, cloramfenicol, colistina, cotrimoxazol, dihidroestreptomicina, doxiciclina, eritromicina, framicetina, furazolidona, gentamicina, kanamicina, metronidazol, minociclina, neomicina, netilmicina, paromomicina, polimixina B, rifampicina, ristocetina, vancomicina, viomicina, teicoplamina y teraciclinas.
- Antiinflamatorios: ac. mefenámico, etodolactol, fenilbutazona, fenoprofeno, ibuprofeno, indometacina, naproxeno, piroxicam y priquazona.
- Beta-bloqueantes: practolol y propanolol.
- Antidepresivos tricíclicos: imipramina, Nortripitilina.
- Diuréticos del ASA: ácido etacrínico, bumetanida, furosemida, piretanida y torasemida.
- Anticonceptivos: medroxiprogesterona.
- Alcohol y nicotina.
- Antineoplásicos: actinomicina, bleomicina, carboplatino, ciclofosfamida, cisplatina, dactinomicina, ifosfamida, misonidazol, metotrexato, misonidazol, mostaza nitrogenada, vimblastina y vincristina.
- Antimaláricos: cloroquina, quinina.
- Desinfectantes: cloruro de Benzalconio, cloruro de Benzetonio, clorhexidina y compuestos yodados.
- Otros de aplicación tópica en el oído: solución Bonain (cocaína, fenol y timol), Formaldehído de Gelatín (Gelatina absorbible en esponja).
Consejos
- Es conveniente, que los médicos ajustemos el tratamiento a la dosis y tiempo recomendados sin sobrepasarlos, en aquellos medicamentos que pueden lesionar el oído, y advirtamos de este riesgo al paciente.
- Sería recomendable cambiar el principio activo por otro no tóxico de efecto terapéutico similar.
- Si se instauran tratamientos con medicamentos con posibilidad de ototoxicidad hay que evitar sobrepasar las dosis y los tiempos recomendados en cada caso.
Consejos generales del médico ante un paciente con hipoacusia
- La hipoacusia es un síntoma que acompaña a múltiples enfermedades y sus características son variables dependiendo de la causa que la produzca, por lo que los médicos deben vigilar más a las personas con antecedentes hereditarios de hipoacusia y a aquellas con riesgos profesionales, enfermedades generales que pueden afectar al oído, medicamentos, envejecimiento, vértigos de repetición, etc.
- En los pacientes con sospecha de hipoacusia se debe diagnosticar cuanto antes el tipo y la causa, e instaurar el tratamiento oportuno médico, quirúrgico o con audífonos. Así se consigue que las secuelas auditivas sean mínimas y los riesgos en la conducción menores.
- Los conductores con audífonos deben usarlos cuando conducen y llevar siempre baterías de repuesto. Deben seguir las revisiones de su especialista y el adecuado mantenimiento de la prótesis auditiva.
- Después del tratamiento quirúrgico del oído, el paciente tiene que saber que no se puede conducir hasta la recuperación completa de la capacidad auditiva según marca la ley y siempre en ausencia de vértigos, inestabilidad o nistagmus.