Envejecimiento progresivo y la seguridad en el tráfico
El hábito de la conducción es esencial en las personas mayores, de modo que la retirada del permiso de conducir constituye una situación traumática que puede acelerar todos los procesos del envejecimiento.
No se trata de prohibir que los mayores conduzcan, sino de fomentar todos los medios necesarios para que puedan seguir conduciendo con el menor riesgo para ellos y para los demás conductores.
Signos de envejecimiento que interfieren con la conducción
Cuando se compara el número de colisiones por grupos de edad, en función de los kilómetros recorridos o de la conducción diurna y nocturna, se ha comprobado que el número de colisiones nocturnas entre los conductores de 85 años o más se triplica respecto a los de 65 años o menos.
Los errores en los cruces y en los cambios de carril son los defectos más importantes presentes en la mayoría de los accidentes de estas personas mayores.
La presencia en la persona de edad avanzada de patologías crónicas se relaciona con una mayor siniestralidad. Además, el consumo de medicamentos, especialmente los antidepresivos, se asocia a un mayor número de accidentes.
Las personas de edad avanzada que caminan poco, menos de 100 o 200 metros por día, son los que han tenido más accidentes debido a patología en los pies, dificultad para flexionar las rodillas y lentitud en la marcha.
Las articulaciones se vuelven rígidas y los músculos se debilitan, lo que hace difícil girar la cabeza, mover el volante o frenar de manera segura. Por eso, muchas personas de edad avanzada pueden presentar un aspecto saludable porque no padecen enfermedades o éstas son mínimas, pero el envejecimiento es inevitable y puede tener una gran repercusión en la seguridad vial.
El envejecimiento y su problemática al volante
- Afecta a la capacidad cognitiva de las normas de circulación y del vehículo.
- Disminuye la capacidad visual y auditiva.
- Limita la capacidad neuromuscular en la fuerza motora, la coordinación, el tiempo de reacción y la destreza manual.
- Dificulta la integración de estas actividades al volante.
- Muchos ancianos no son capaces de valorar adecuadamente su capacidad, ya sea por el abuso de sustancias, alcohol, medicamentos, o por una demencia de naturaleza estable o progresiva.
Consejos
- No conducir de noche ni a horas extremas del día al amanecer o al anochecer.
- Descansar cada hora y media y en lo posible realizar trayectos de corta duración.
- Vigilar la automedicación y ajustar la dosis según la edad y estado físico.
- Someterse a revisiones periódicas de la vista.
- Aumentar la atención visual, auditiva y la precaución.
- Utilizar, si es posible, coches con dirección asistida, cambio de marchas automático, pedales de gran superficie y retrovisores grandes, tanto el interior como los exteriores colocados a ambos lados del vehículo.
- Acudir en su tiempo a los reconocimientos psicofísicos para renovar el permiso de conducir.