Consejos para conducir con enfermedades renales o hepáticas
Insuficiencia renal
La elevación de la urea puede ser causa de malestar, anorexia, laxitud, fatiga, vómitos ,disminución de la agudeza mental, falta de aire, náuseas y convulsiones.
La insuficiencia renal crónica altera la función y el metabolismo celular, así como el volumen y composición de los líquidos corporales, que se manifiesta con poliuria y nicturia en las fases de insuficiencia renal leve o moderada.
Las alteraciones neurológicas son frecuentes, con parestesias por polineuropatía de distribución distal, bilateral y simétrica, sensación nocturna de quemazón e inquietud en las piernas y calambres musculares.
Los signos de encefalopatía unen de forma variable la confusión, trastornos de la vigilancia, crisis convulsivas y movimientos anormales con temblor agitante o mioclonías (movimientos involuntarios, breves, bruscos y repentinos, como sacudidas).
Se desarrollan trastornos psicológicos como depresión o irritabilidad.
En casos avanzados se establece la encefalopatía urémica con asterixis, convulsiones y coma.
La diálisis que mejora la insuficiencia renal puede producir demencia y “desequilibrio” y, por otra parte, desde simples náuseas hasta convulsiones.
Diversos medicamentos, en particular antibióticos, pueden desencadenar en estos pacientes signos de encefalopatía severa con convulsiones.
Consejos para conducir
- Los pacientes con reserva renal levemente disminuida no manifiestan síntomas, por lo que pueden conducir.
- La insuficiencia renal entre leve y moderada puede tener sólo síntomas vagos como nicturia, que no interfiere en la conducción, salvo el cansancio que produce la ausencia del adecuado descanso nocturno.
- Las primeras manifestaciones de la uremia como son laxitud, fatiga y disminución de la agudeza mental disminuyen la capacidad de conducción, por lo que se desaconseja conducir hasta que el especialista, mediante el tratamiento oportuno y la posterior evolución favorable del paciente, decida que éste puede conducir con seguridad.
- Las manifestaciones neuromusculares como las contracciones musculares bruscas, las neuropatías periféricas con manifestaciones sensitivas y motoras, los espasmos musculares y las convulsiones impiden la conducción.
- Se recomienda no conducir ante episodios de ulceración con hemorragia digestiva y riesgo de sangrado, que se producen en la enfermedad avanzada.
- El paciente con insuficiencia renal crónica estable con pocos síntomas puede descompensarse de forma aguda ante una enfermedad intercurrente y deteriorarse bruscamente. No se podrá conducir hasta que el paciente se encuentre estabilizado y sin síntomas.
- El paciente aquejado de nefropatía diabética que no ajusta las dosis de insulina a la evolución de la insuficiencia renal puede sufrir episodios graves de hipoglucemia, que de aparecer mientras conduce, puede finalmente inducir la pérdida de control del vehículo.
- Los pacientes conductores con insuficiencia renal tienen que ser conscientes de que muchos medicamentos pueden producir efectos secundarios que interferirá con la conducción si no se ajusta la dosis. Es el caso de medicamentos ansiolíticos, antidepresivos, anticonvulsivantes, etc., y cuyas reacciones adversas deben ser conocidas por el enfermo.
- Se desaconseja la conducción al conductor con alteraciones psicológicas y depresivas no controladas en tanto se comprueba la evolución favorable de su situación anímica.
- La sesión de hemodiálisis incapacita la conducción por los posibles y frecuentes efectos secundarios que presentan los pacientes al término de la misma.
- La seguridad de la conducción en los días intermedios entre las sesiones de diálisis depende de los síntomas que el paciente manifieste, tanto los propios de la insuficiencia renal, como los de la enfermedad causal.
- En general, son pacientes vulnerables debido a la insuficiencia renal avanzada, por lo que se les recomienda correr los mínimos peligros, y entre los riesgos posibles destaca la conducción.
Encefalopatía hepática
Es relativamente frecuente en ciertas enfermedades hepáticas como la cirrosis.
La encefalopatía de la cirrosis tiene con frecuencia un factor desencadenante como lo es la hemorragia digestiva, ciertos medicamentos tipo barbitúricos, morfina, benzodiacepinas, acetazolamida, etc.
La encefalopatía hepática se caracteriza por trastornos del sistema nervioso central, con disminución de la conciencia desde somnolencia y confusión hasta estupor y coma.
Es frecuente la inversión del ritmo del sueño, las alteraciones intelectuales con bradipsiquia, la incapacidad para mantener la atención y la desorientación temporo-espacial. También las alteraciones de la personalidad con euforia, depresión, agresividad y trastornos de la conducta.
A menudo se manifiestan alteraciones neuromusculares con asterixis, hipertonía, convulsiones, temblor, ataxia, amimia, coreoatetosis, paraplejia espástica, alucinaciones, mala pronunciación etc.
El tratamiento de estos pacientes es complejo y multidisciplinar y requiere de médicos expertos en evitación de todo tipo de complicaciones.
El trasplante hepático ha devuelto la vida a muchos de estos pacientes.
Consejos para conducir
El paciente con insuficiencia hepática leve o moderada con síntomas únicamente de dispepsia puede conducir.
Si la enfermedad de base es crónica y progresiva, en algún momento de la evolución del paciente comenzarán las alteraciones neurológicas, pérdida de atención y somnolencia, que le incapacitarán para la conducción.
El médico tiene que desaconsejar la conducción a su paciente cuando las manifestaciones clínicas le resten seguridad al volante, e informar de ello por escrito.
El trasplante hepático devuelve la vida y hace que gran número de estos pacientes puedan volver a conducir cuando su médico lo considere adecuado mediante informe escrito.
Encefalopatía urémica
La encefalopatía urémica es una complicación que aparece en los pacientes con insuficiencia renal avanzada, como consecuencia de la acumulación de toxinas en el organismo. Se caracteriza por una serie de síntomas neurológicos, entre los que destacan la confusión mental, la somnolencia, los temblores, las mioclonías (movimientos involuntarios, bruscos y repentinos) y la asterixis. En casos graves, puede desencadenar convulsiones, coma e incluso la muerte. Además, pueden aparecer trastornos psicológicos, como depresión e irritabilidad, que empeoran la calidad de vida de los pacientes.
Consejos para conducir
Se debe desaconsejar la conducción a los pacientes que sufran encefalopatía urémica o que estén en riesgo de padecerla. Los principales motivos por los que no deben conducir incluyen:
- La confusión mental y la somnolencia, que reducen la capacidad de atención y reacción.
- La aparición de temblores o convulsiones, que impiden mantener el control del vehículo.
- Los efectos secundarios de la diálisis, pueden producir fatiga, mareos y desorientación, especialmente después de cada sesión.
El médico debe ajustar la medicación y realizar revisiones periódicas para asegurarse de que el paciente está en condiciones de conducir con seguridad. Si se produce un empeoramiento de los síntomas, se deberá suspender la conducción hasta que el paciente se estabilice.
Encefalopatía renal
La encefalopatía renal es una complicación neurológica derivada de la insuficiencia renal avanzada. Este trastorno se presenta como consecuencia de la acumulación de toxinas en el organismo, lo que afecta directamente al sistema nervioso central. Los síntomas incluyen confusión, trastornos de la vigilancia, somnolencia y, en fases más avanzadas, mioclonías, temblores y convulsiones. En casos graves, puede desencadenar coma. Además, es común que los pacientes presenten alteraciones psicológicas, como depresión e irritabilidad, lo que puede agravar su condición general y comprometer su capacidad para realizar actividades cotidianas, como la conducción.
Consejos para conducir
Se desaconseja la conducción a los pacientes que presenten síntomas de encefalopatía renal, debido a los siguientes riesgos:
- La confusión y la somnolencia reducen la capacidad de atención y reacción, lo que compromete la seguridad vial.
- Las mioclonías y los temblores dificultan el control adecuado del vehículo, incrementando el riesgo de accidentes.
- Tras las sesiones de hemodiálisis, se debe evitar la conducción, ya que los pacientes pueden experimentar efectos secundarios como fatiga y desorientación, que limitan su capacidad para conducir con seguridad.
- Es esencial ajustar la medicación de forma cuidadosa, ya que los efectos secundarios de los medicamentos empleados en el tratamiento de la insuficiencia renal, como los anticonvulsivantes o antidepresivos, pueden interferir con la conducción.
- Si los pacientes presentan un deterioro repentino en su estado clínico, como convulsiones o un empeoramiento de los síntomas neurológicos, deben abstenerse de conducir hasta que los síntomas estén controlados.