Limitaciones en la conducción por patología venosa del pie, edemas y síndrome de Raynaud

Limitaciones en la conducción por patología venosa del pie, edemas y síndrome de Raynaud

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Los signos orientadores de una patología vascular no son específicos, pues el dolor, los trastornos tróficos y el edema pueden deberse también a razones metabólicas o neurológicas, entre otras.

El examen específico diferenciará las alteraciones arteriales, venosas y capilares.

Acrosíndrome o podalgia capilar

Aparece después de una exposición al frío o al calor, y se acompaña de modificaciones cutáneas locales de temperatura y dolor.

Algunos medicamentos como los betabloqueantes facilitan su aparición.

Consejos

  • Conviene retrasar la conducción hasta que los pies recuperen la temperatura y desaparezca el dolor.

Podalgias venosas

Las varices de los miembros inferiores producen dolor y sensación de pesadez en las piernas, que mejora con la marcha y empeora con la bipedestación y el calor.

El dolor preulceroso es intenso y se acompaña en su progresión de trastornos tróficos. La flebitis sural aguda se asocia a dolor plantar.

Consejos

  • Los conductores que tengan varices sintomáticas deben aumentar el número de paradas en los viajes largos, estirando las piernas y elevándolas si es posible.
  • Los pacientes con varices tienen que ser más cuidadosos en el interior del vehículo para no sufrir golpes con los mandos o los pedales.
  • No es conveniente dirigir las salidas de aire caliente del vehículo en dirección a los pies.
  • Se debe viajar con ropa ligera, que no comprima las ingles ni los muslos dificultando el retorno venoso.
  • Procurar que los recorridos conduciendo sean matutinos, porque las piernas no se encuentran sobrecargadas de todo el día.
  • Si la pesadez y el edema de las piernas es llamativo, dificultará el movimiento e impedirá conducir.
  • En caso de flebitis, mientras persista eritema, dolor y edema a lo largo de la vena afectada, no se puede conducir.
  • Las úlceras que interfieren por su localización o por los síntomas con el juego de los pedales no permiten la conducción.
  • Los conductores con úlceras infectadas localizadas en sitios de apoyo, o con recomendación de reposo con pie elevado, no podrán conducir hasta la curación o indicación expresa de su médico.

Edemas

La diferenciación entre los edemas venosos y linfáticos sólo es posible al inicio de la enfermedad, pues más tarde se asocian entre sí. El edema de etiología cardiaca, renal, carencial o hepática es bilateral.

El edema de la enfermedad varicosa esencial es blanco, blando, algo doloroso y vespertino, y suele presentarse en las regiones retromaleolar y submaleolar.

El edema cíclico idiopático aparece de forma periódica, mejora con la elevación del pie y empeora con la calefacción del automóvil, la postura en el asiento del coche sin mover las piernas y la ansiedad.

El edema posflebítico empeora a lo largo del día con aumento de su sensibilidad y dureza, azuleando el pie por la dilatación venosa perimaleolar, y empeora al conducir trayectos largos, impidiendo la correcta flexoextensión del tobillo en los casos avanzados.

Los trastornos tróficos posflebíticos favorecen la aparición de ulceraciones.

El linfedema esencial es blanco, firme y vespertino como el venoso, pero no duele ni provoca cianosis, y disminuye un poco por las noches. Predomina en el antepié, primero en los dedos y después en la cara dorsal.

Suele comenzar de modo insidioso en el pie y posteriormente se endurece, esclerosa y se hace permanente con rapidez, no alterándose por los cambios posturales.

Hay casos muy llamativos que impiden la conducción por no poder mover los pies y, a su vez, la postura de la conducción los empeora.

Consejos

  • La pesadez que producen los edemas hace molesta la conducción.
  • El edema en los casos avanzados puede limitar la movilidad de las piernas y los pies, impidiendo la conducción al no poder accionar los pedales o hacerlo con lentitud y poca precisión.
  • A su vez, la postura de la conducción empeora mucho el edema, por lo que en cualquier caso no se recomienda la conducción en largos recorridos.

Síndrome de Raynaud

Es infrecuente que sea reconocido como un problema en el pie, al no encontrarse tan expuesto como la mano.

La versión idiopática del síndrome de Raynaud puede producir acroesclerosis [tirantez y rigidez de la piel de los dedos, que se acompaña de pérdida de masa ósea de las falanges (osteoporosis) y atrofia muscular]. con gangrena digital pulpar puntiforme de menor relevancia.

La protección contra el frío protegiendo los pies con calzado térmico y calcetines de microfibra, además de los medicamentos vasodilatadores, nifepidina y el prazosín, son los mecanismos terapéuticos más eficaces contra esta enfermedad.

Consejos

  • El conductor con síntomas de Raynaud y sensibilidad disminuida no debe conducir con el aire acondicionado dirigido a los pies.
  • Se recomienda conducir con manos y pies protegidos contra el frío.
  • El paciente en tratamiento con nifedipino debe extremar la seguridad al conducir, ya que este medicamento puede limitar la capacidad de reacción, aumentando el riesgo si se ingiere simultáneamente alcohol. También puede producir cefalea, náuseas, vértigo, sensación de calor, palpitaciones y edemas de piernas.
  • El paciente en tratamiento con prazosín debe saber que tiene un riesgo temporal de hipotensión hasta el ajuste definitivo de la dosis, y que por tanto le puede interferir con la conducción. El efecto secundario más frecuente es el mareo leve.

Eritromelalgia

Es un trastorno vascular funcional bilateral y simétrico que se observa en hombres de mediana edad hasta los 40 años, y que produce dolor urente que provoca incapacidad total.

El enfriamiento y la elevación de los pies produce mejoría de los síntomas, y el ácido acetilsalicílico puede producir una mejoría espectacular que tiene valor diagnóstico.

Consejos

  • Se desaconseja la conducción mientras persistan los síntomas.