Las secuelas psicológicas más importantes que las físicas
Secuelas psicológicas como depresión, angustia, tentativas suicidas entre otras las sufren la mitad de los afectados de accidentes de tráfico graves, tanto familiares como víctimas.
En el número de febrero de la revista Tráfico y Seguridad Vial, Mercedes López publica una noticia bajo el título “El alma también duele”, en dónde deja patente los graves daños psicológicos de las víctimas por accidentes de tráfico, cuyas secuelas son más importantes y duran más que las físicas. Dicha noticia se basa en el “Estudio piloto sobre el impacto de los siniestros de tráfico en las víctimas y afectados”, presentado por la asociación Prevenció d´Accidents de Tránsit (PAT).
Lo más usual es pensar en las secuelas físicas de las víctimas, lesiones físicas de larga curación, lesiones cerebrales, paraplejias, tetraplejias, para los cuales se requieren muchos meses de rehabilitación, pero nadie habla del sufrimiento silencioso, el de los traumas psicológicos de las víctimas por accidentes de circulación, el que no se ve pero cuyas repercusiones duran años en curarse.
Este estudio, busca dar respuesta a la pregunta, qué ha ocurrido con las más de 200.000 personas que durante la última década han sufrido heridas graves, o las más de 250.000 familias que recibieron la trágica noticia de algún hijo, esposo, hermano, había fallecido o resultado herido grave en un accidente de circulación.
Los datos que da PAT en el “Estudio piloto sobre el impacto de los siniestros de tráfico en las víctimas y afectados”, son escalofriantes: el 50% de los afectados han seguido tratamiento psicológico, el 31,1% padecen depresión aguda, en relación con el 8% de la población general. El 33% ha sufrido angustia, frente al 2,5% de la población; un 43,8% soportan trastornos de la conducta alimentaria, respecto al 5% de la población; y el 16.7% viven la separación de su pareja frente al 2,5% de la población general.
El estudio ha tenido dos fases metodológicas, una primera de investigación cualitativa de entrevistas abiertas, personales e individuales; la segunda, cuantitativa, de preguntas y respuestas abiertas con comentarios. De las personas que participaron el 75% eran afectados y familiares del accidentes de circulación y el 25% restante, víctimas.