Velocidad y Seguridad Vial
Reducir la velocidad marca la diferencia
El exceso de velocidad es un factor de riesgo en la conducción. La teoría la sabemos. Pero no somos conscientes de las consecuencias que tiene cada kilómetro por hora de más ante una posible colisión. Pues bien, el exceso de velocidad agrava en un 60 por ciento las consecuencias de un siniestro. De hecho, la gravedad de las heridas depende principalmente de la velocidad del vehículo. Un ejemplo: según un informe de la OMS, a partir de 80km/h es prácticamente imposible que un peatón se salve en un atropello.
A pesar de toda esta información, el exceso de velocidad sigue estando presente en cerca de un 90% de las colisiones. Suele acompañar al consumo de drogas y alcohol por la euforia que estas sustancias generan en el conductor; y multiplica los daños en caso de siniestros provocados por otras causas, como las distracciones. Su presencia puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Así de sencillo. Así de contundente.
No vayas a pensar que los límites de velocidad se establecen en cada tramo de forma arbitraria. Obedecen a causas objetivas. Tanto que si se cumplieran se podría evitar una cuarta parte de las víctimas mortales. Los conductores debemos respetar esos límites. Y además debemos tener en cuenta otras circunstancias, como el tráfico, el estado de nuestro vehículo y la climatología, para ajustar a ellas la velocidad a la que circulamos.
Es cierto que además del exceso de velocidad, hay otros factores que influyen la siniestralidad: la edad del conductor, el tipo de desplazamiento, la familiaridad con la carretera. Pero de todos ellos, el exceso de velocidad es el único que no admite ningún tipo de interpretación. O lo respetas, o no lo respetas. La importancia de esta decisión es enorme en todos los casos. Pero aún más en zonas transitadas por usuarios vulnerables. De la velocidad de tu vehículo depende tu vida y la de los demás.
Porque no estás solo en la carretera y, aunque no podemos prever el comportamiento de los otros usuarios de las vías públicas, si podemos controlar a qué velocidad circulamos y mantener la más adecuada para permitir frenar al coche ante una situación de riesgo o tener tiempo suficiente para reaccionar en caso de colisión.
Tu puedes controlar tu velocidad. Controla tu vida.