El suelo resbaladizo

Por muy buen tiempo que tengamos, debemos ser conscientes de que en el asfalto podemos encontrarnos cualquier imprevisto

CASO

La semana pasada me dirigía con mi moto al trabajo. Para llegar a mi oficina, no necesito salir de la ciudad, por lo que todo el recorrido lo hago por entorno urbano. El día estaba un tanto fresco y con el cielo completamente abierto.

En uno de los cambios de dirección para cambiar de calle, debo circular por dentro de una rotonda.

Al llegar a la rotonda y empezar a girar, me di cuenta de que el suelo estaba mojado, ya que el interior de la rotonda está ajardinado y estaban regando. El agua había salpicado al asfalto dejando la parte interior de la rotonda encharcada.

Ya era demasiado tarde. Resbalé y caí al suelo. La moto se fue arrastrando varios metros y yo me hice unos rasguños muy feos en las manos, las piernas y los pies.

Segunda oportunidad:

Por muy buen tiempo que tengamos, debemos ser conscientes de que en el asfalto podemos encontrarnos cualquier imprevisto: tapa de alcantarilla, charcos de agua, aceite, hojas de árboles, baches…

Es verdad que parece que era imposible que nuestro protagonista viera antes que el interior de la rotonda escondía una zona muy mojada, pero estamos seguros de que podría haber evitado la caída tomando las siguientes precauciones:

Sabemos que la moto salió arrastrada varios metros tras la caída, por lo que parece que circulaba a una velocidad demasiado elevada como para trazar una rotonda con seguridad. Una velocidad más moderada seguramente habría ayudado a que el motorista se diera cuenta del peligro. De esta manera, habría reaccionado con mayor antelación y de manera diferente y evitando así la caída.

También habría ayudado que la trazada la hubiera realizado mejor. Haciendo la entrada desde fuera de la curva y manteniendo la mirada en la trayectoria, el motorista se habría percatado antes del charco.

Es posible que el conductor, al verse inmerso en el charco de repente, se pusiera nervioso y realizó alguna maniobra brusca como un giro demasiado rápido o aplicar excesiva fuerza a los frenos. El ABS y los neumáticos en buen estado pueden ayudar a evitar el derrape, pero en cualquier caso es mejor actuar con delicadeza cuando estamos en terreno resbaladizo. Además, el conductor debería haber mantenido la moto recta para no perder la verticalidad y no forzar los neumáticos en el suelo mojado.

No sabemos si le ocurrió en este caso, pero hay que recordar que es conveniente evitar pisar las zonas con pintura, ya que se vuelven muy resbaladizas. Al entrar en una rotonda, normalmente es inevitable pisar algunas marcas viales pintada en el suelo (cedas, carriles, flechas…), por lo que hay que extremar la atención e intentar mantener la verticalidad en esas partes.

Por último y no por ello menos importante, hay que hacer referencia a la indumentaria. El protagonista nos cuenta que se hizo “unos rasguños muy feos” durante la caída. Podemos adivinar que, si bien no iba a una velocidad muy excesiva, la caída le provocó unas lesiones que podría haber evitado o minimizado con una ropa más adecuada ya que suponemos que no utilizaba guantes adecuados (o no llevaba) y no vestía pantalón y calzado con protecciones.