¿Cuál es la diferencia entre nativos digitales e inmigrantes digitales?
El profesor Mark Prensky fue quién estableció, en su artículo “Digital Natives; Digital Inmigrants” (2001), las diferencias entre los “nativos digitales”, acostumbrados a utilizar las TIC desde pequeños, y los denominados “inmigrantes digitales”, educados antes del auge de las nuevas tecnologías.
Para Prensky, “los universitarios de hoy constituyen la primera generación formada en los nuevos avances tecnológicos, acostumbrado por inmersión a estar rodeados de ordenadores, vídeos y videojuegos, música digital, telefonía móvil y otros entretenimientos y herramientas afines”. Para estos jóvenes la mensajería inmediata, el teléfono móvil, Internet, el correo electrónico, los juegos de ordenador… son inseparables de sus vidas.
Los que por edad no han vivido tan intensamente el uso de las TIC, pero han tenido que formarse en su uso dada la necesidad de saber utilizarlas para estar al día, son los que Prensky define como “Inmigrantes Digitales”.
Esta diferencia en el uso de las TIC crea una brecha digital y generacional. Pero hay que tener presente que el hecho de que los menores sepan usar mejor las TIC que los adultos no significa que sepan hacerlo de forma segura y responsable, y que conozcan las consecuencias y los riesgos que puede tener una utilización que resulte dañina para ellos y para terceros. Sus conocimientos relativos al uso y manejo cotidiano de Internet y su presencia constante en redes no suponen que tengan conocimientos sobre seguridad, privacidad, legislación aplicable o uso responsable de la herramienta. Por ello, los jóvenes necesitan ser orientados, tanto en la escuela como en casa.
Sin embargo, la intervención de padres, madres y docentes en los hábitos de Internet de los jóvenes sigue siendo escasa. Según el estudio de Fundación MAPFRE y Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud (FAD) “Jóvenes en el mundo virtual: usos, prácticas y riesgos” (2018), los padres y madres confían en el uso que sus hijos hacen de Internet, pero desconocen qué perfiles tienen en redes sociales y qué páginas visitan. Además, en general, no utilizan mecanismos o software de control parental.
El 43% de los jóvenes señala que alguna vez ha tenido que pedir ayuda o consejo sobre situaciones que le surgieron en Internet y/o redes sociales y no pudieron resolver de forma individual. Sin embargo, cuando aparecen estas dificultades, solamente el 29,6% de los jóvenes acude a su familia cuando tiene un problema y solo un 10,1% a los profesores; la mayoría acuden a los amigos (78,1%) ya que piensan que van a entenderles mejor.
Por eso es tan importante que padres, madres y docentes aprendamos a comunicarnos con nuestros hijos o alumnos a través de un lenguaje común, estemos informados y sepamos cómo actuar ante los problemas del mundo digital. Así podremos enseñarles a hacer un uso responsable y ayudarles cuando lo necesiten.