¿Qué diferencia existe entre las carnes rojas y las blancas?
Tanto las carnes rojas como las blancas constituyen un excelente aporte de proteínas de alta calidad y por este motivo su consumo es importante de cara a mantener una dieta equilibrada. Además de las proteínas, aportan minerales y vitaminas esenciales para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Las carnes rojas hacen referencia a carne de vacuno, buey, caballo y a carne de caza (perdiz, codorniz, etc.), incluso a vísceras. La carne considerada o llamada blanca es la carne de pollo, pavo o conejo. La carne de cordero o cerdo puede variar en coloración, siendo roja o blanca dependiendo de la edad del animal o de la parte del cuerpo.
Las carnes rojas y las vísceras contienen más cantidad de hierro que las blancas. También contienen en general más grasa y mayor cantidad de purinas. Las purinas son un producto de degradación de las proteínas y contribuyen a la formación de acido úrico, de ahí que los enfermos de gota deban abstenerse del consumo elevado de carne roja, ya que al tener cristales de ácido úrico en las articulaciones padecen artritis o inflamación de las articulaciones y el consumo elevado de carne roja puede empeorar estas patologías.
La mayor cantidad de grasa y sangre de la carne roja le da a ésta más sabor y la hace más sabrosa, que por ejemplo la carne de pollo.
En términos generales, se recomienda el consumo de tres o cuatro raciones por semana de carne, permitiéndose que sea carne roja tres o cuatro veces al mes. Se considera más saludable el consumo de carne blanca, ya que ésta posee similar valor nutricional pero contiene menos grasa y menos purinas, que consumidas en exceso se relacionan directamente con la aparición de enfermedades cardiovasculares.
Dr. Alfonso Pérez. Médico y director de equipo de EAP Roselló (CAPSE – Hospital Clínico de Barcelona)