Tras el surrealismo, la vuelta a la figuración esquemática
Desvelamos el enigma que se esconde en esta escena
Óscar Domínguez
Mujer y pájaro, 1947
© Óscar Domínguez, VEGAP, Madrid, 2020
Tras su marcha a París en 1925 para llevar los negocios de su padre, el canario Óscar Domínguez comienza a frecuentar el círculo surrealista liderado por André Bretón. A partir de 1934 la fuerte carga onírica de su pintura le encumbra como uno de los artistas más importantes de este grupo, junto con Salvador Dalí y Joan Miró. Son famosas sus pinturas automáticas en las que destaca la espontaneidad, sin embargo, a partir de los años cuarenta, el artista canario vuelve a un tipo de figuración esquemática que le aleja del grupo, tal y como vemos en Mujer y Pájaro de las Colecciones Fundación MAPFRE.
El tema, ya conocido en la historia del arte, se refiere al taller del artista y la modelo; pero en este caso el pintor se ha convertido en pájaro, un animal que sin embargo se asemeja a un hombre. El pájaro y la mujer establecen un diálogo silencioso, ¿de qué hablan?, ¿qué enigma se esconde tras la escena?.
Un pájaro me canta
y yo le canto
me gorgojea al oído
y le gorgojeo
me hiere y yo le sangro
me destroza
lo quiebro
me deshace
lo rompo
me ayuda lo
levanto
lleno todo de paz
todo de guerra
todo de odio de amor
y desatado
gime su voz y gimo
ríe y río
y me mira y lo miro
me dice y yo le digo
y me ama y lo amo (…)
El amor, Idea Vilariño ca. 1957