Bajo la mirada de Paul Strand
Te descubrimos las claves de la imagen Mujer ciega
Paul Strand
Blind Woman, New York, 1916
© Aperture Foundation, Inc. Paul Strand Archive
© Colecciones Fundación MAPFRE
Paul Strand (Nueva York, 1890) es, sin duda, uno de los artistas mejor representados en la colección. Al notable número de obras que conservamos, ciento treinta y cuatro, se añade la fortuna de tener bien representados todos los periodos de su inmenso legado fotográfico. La gran mayoría de ellas son copias de época, aunque algunas son copias posteriores, pero siempre realizadas por el fotógrafo en los años siguientes a la toma.
Una de las fotografías más antiguas de la colección es uno de los primeros y mejor conocidos retratos de Strand: Mujer ciega, de 1916. Nos detendremos hoy en esta imagen que se convirtió en un icono de su obra y de toda la historia de la fotografía. Strand se había ido desprendiendo del armazón estético de sus composiciones anteriores en favor de disposiciones más directas, asimilando el entorno edificado, pero captando además el tempo de la vida urbana en el tránsito de la gente. Este planteamiento introdujo en su trabajo un elemento documental y una base de experiencia cotidiana que se convertiría en un ingrediente crucial de la fotografía urbana del siglo XX.
Al igual que manifestó una clara originalidad cuando trasladó estas ideas a las imágenes de la ciudad, de objetos o detalles de formas casi abstractas, Strand también sorprendió cuando, en 1916, realizó un grupo de retratos de personas anónimas, pertenecientes a los estratos más bajos del tejido social, tomados en la calle, concretamente en el Lower East Side de Manhattan, y dotados de una espontaneidad y una franqueza nunca vistas anteriormente. Se trataba de primeros planos concentrados en las expresiones faciales, sencillos y directos, de una íntima proximidad, pues los retratados ignoraban que estaban siento fotografiados; nada elaborados, realizados con una cámara trucada (un objetivo falso en el lateral de la cámara daba la impresión de estar mirando hacia otro lado, esto le permitía coger desprevenido al retratado y evitar cualquier preparación o pose), transmitían una clara intención social. Sin duda, el retrato Mujer ciega sobresalía entre ellos por su intensidad. Stieglitz presentaba así a Strand en Camera Work: “El trabajo de Paul Stand está enraizado en las mejores tradiciones de la fotografía. Su visión es potente. Pura es su obra. Y directa. No recurre a ningún truco técnico. En todo lo que hace, hay aplicación de la inteligencia. […] el fotógrafo que ha añadido algo a lo realizado hasta la fecha. Su trabajo es brutalmente directo. Ajeno a todo engaño o trampa y a todos los ‘ismos’; ajeno también a cualquier intento de confundir al público ignorante, incluidos los mismos fotógrafos. Estas fotografías son la expresión directa de nuestro tiempo y por eso las reproducimos aquí en toda su brutalidad”. El propio Strand se sintió afectado por la fuerza de sus retratos y pasaron años antes de que volviera a realizar otros parecidos, aunque la gente común y los retratos directos se convirtieron en una constante de su obra. Con ellos, el artista había puesto los cimientos de la fotografía moderna y se había adelantado a los postulados de lo que a finales de la década siguiente se conocería como fotografía directa (straight photography). El propio Strand escribía en Camera Work: “La fotografía obtiene su razón de ser, al igual que los otros sistemas expresivos, del absoluto respeto a la peculiaridad de sus medios“.
Carlos Gollonet, Conservador jefe de fotografía Fundación MAPFRE.