Más visibles, mucho más seguros
La visibilidad de los ciclistas, clave para evitar riesgos
Seguridad Vial
Partiendo de la premisa del cambio de la movilidad en las ciudades, en las que la bici va ganando cada vez más terreno al automóvil, el citado estudio se basó en una encuesta a 1.031 conductores que habían adelantado a un ciclista en la calle, a los que se preguntó si habían sido conscientes de ello y, en caso afirmativo, si habían percibido alguna situación de peligro.
El citado informe incluía, igualmente, la monitorización neurológica de 15 conductores a fin de comprobar “si habían sido conscientes de la presencia de los ciclistas y para analizar su conducta al volante, estilo de conducción y errores cometidos”. Los datos obtenidos entonces siguen arrojando luz y enseñanza sobre el asunto: menos del 40% de conductores que adelantan a un ciclista en ciudad recuerdan haberlo visto.
Igualmente quedó demostrado que cuando un ciclista lleva chaleco reflectante se incentiva en un 6% la atención de los conductores que le adelantan y la “visualización efectiva inconsciente” es del 39%, frente al 27% de quienes no lo portan, lo que supone un aumento sensible de 12 puntos. Interrogados los encuestados si recuerdan haber visto un ciclista con chaleco reflectante, un 35% confirma esa “visualización consciente del ciclista” (darse cuenta de que estaba ahí), frente a un 65% que lo niega. De todos los encuestados, tan solo un 8% reconoció que hubo algún peligro al adelantarle, frente al 92% que lo negaba. De todo ello se infería que cuando el conductor ve a un ciclista con chaleco reflectante extrema su precaución, aplicando mayor distancia de seguridad y prestando mayor atención al ciclista y menor a los elementos externos -rotonda, peatones, etc.- del tráfico.
Queda claro que el factor “visibilidad” (entendido aquí como una llamada de la atención consciente) tiene una gran importancia para el ciclista en sus salidas a la carretera, de ahí la necesidad de que este porte elementos que le hagan destacar y/o le hagan más “visible”, como vestimentas de color claro y/o lámparas de destellos que despierten la atención de los conductores. Pese a que este último accesorio es cada vez más utilizado, según la normativa de la DGT el uso de luces en las bicicletas de carretera tan solo es obligatorio entre la puesta y la salida del sol.
Ante el innegable aumento del parque nacional de bicicletas (potenciado por la pandemia de Covid-19) queda claro que hay que trabajar aún más en favor de la protección del ciclista. Según otro documentado informe, realizado por la DGT en el año 2020, “Tendencias de la movilidad y la siniestralidad en vías urbanas”, las proyecciones de futuro auguran “un aumento de la movilidad de usuarios vulnerables, por razones tanto coyunturales como estructurales”. La crisis del covid ha promovido los desplazamientos en bicicleta dentro de nuestras ciudades, promoción que, por lo demás, ya estaba incluido en no pocas estrategias tendentes a mejorar la salud de la población y reducir el impacto medioambiental del transporte motorizado.
Sea como fuere, el aumento de la movilidad ciclista y el crecimiento demográfico de nuestras ciudades nos abocan a un ligero incremento de la siniestralidad que afecta a vehículos vulnerables como la bicicleta. Esto nos obligará a revisar las reglas de convivencia entre peatones, automóviles y ciclistas en el ámbito urbano. Igualmente, estos últimos deberán de potenciar los elementos de seguridad que les protegen (frenos, neumáticos, luces, reflectantes, retrovisores, timbres, casco, etc.) vigilando que los mismos estén en perfecto estado y respetando en todo momento las normas de circulación.