No podemos olvidar. No queremos olvidar.

Han pasado 27 años desde que por primera vez se celebrara este día, entonces bajo el paraguas de la European Federation of Road Traffic Victims (FEVR).

Cada tercer domingo de noviembre encendemos una vela, por las vidas perdidas en carretera, fruto de la imprudencia. Porque los accidentes en el tránsito no existen, son imprudencias, bajadas de guardia, pérdidas de control al volante, que redundan en muertes, dolor, y ausencia.

Cada siniestro al volante es un evento con efecto multiplicador. Familias, amigos, personas cercanas. Todos respondemos con estupor ante el relato. Todos de alguna manera pensamos que a nosotros no nos puede suceder, hasta que nos sucede.

Hagamos del recuerdo y el homenaje una protesta activa. Sigamos cambiando conciencias, alimentando la vigilancia, ayudando a entender que todos estamos implicados en este problema, y por lo tanto entre todos nosotros está la solución.

Piénsalo. Esa persona al volante eres tú, tu pareja, tu hij@, tu amig@. Y también eres ese malherid@ que se ve afectado por la imprudencia.

Un día en recuerdo de todas las víctimas para que no haya que recordar más. Un día más de recuerdo que en otro tiempo, más adelante, nos lleve al olvido. Porque ya no haya que recordar.