La variable que no se suele tener en cuenta en los SRI

En los ensayos de homologación se utiliza un asiento “tipo”, pero la realidad es que ese asiento se asemeja poco a los que realmente van montados en los coches, ya sea en dureza, forma, ángulos de inclinación o materiales empleados en su fabricación. Además, las dimensiones de los asientos de los coches no deben cumplir ningún tipo de medida estándar y cada fabricante los diseña en función de sus necesidades dentro del vehículo para el mejor confort y seguridad de los pasajeros.

Esta falta de uniformidad en los asientos hace que también haya diferencias en cómo queda instalado el sistema de retención infantil en cada vehículo, lo que se traduce en que la seguridad de algo tan delicado como un bebé o un niño, se vea afectada por esas diferencias de una manera muy importante.

Por ejemplo, en el caso de un bebé, cuya cabeza debe estar reclinada sin que se caiga hacia delante, esas variaciones que comentamos hacen que, en unos coches, aun usando el mismo sistema de retención infantil, la cabeza quede correctamente posicionada, mientras que en otros no será así. En los sistemas de retención infantil colocados mirando hacia adelante pasa algo parecido, pero, en este caso, una menor inclinación del asiento haría el efecto contrario en la cabeza del menor y ésta se le caería hacia delante cuando se durmiese, algo que se debe evitar.

Por lo tanto, aquí introducimos un concepto nuevo, del que todavía no habíamos hablado directamente, y es que la seguridad infantil no sólo depende del sistema de retención infantil (SRI) que elijamos para nuestros hijos, sino, también, del asiento del coche en el que va a ir instalado ese sistema de retención infantil.

En definitiva, el conjunto “asiento de coche-sistema de retención infantil” debe complementarse para ofrecer las máximas garantías de seguridad y confort.

Comprar en tiendas especializadas

El profesional que nos va a garantizar qué sistema de retención infantil se adapta mejor al asiento de nuestro coche lo encontraremos solamente en una tienda especializada.

Si vamos a un gran almacén a comprar el sistema de retención infantil es probable que adquiramos un buen sistema de retención infantil, y seguramente a un coste menor del que nos costará en la tienda especializada, pero nos habremos olvidado de la segunda parte de la ecuación, que es nuestro coche, y, por lo tanto, la seguridad infantil no será completa.