Un espacio compartido

​A lo largo del día, nos movemos por la ciudad de muchas maneras diferentes. Podemos caminar, tomar un transporte público o conducir un vehículo. Ante cada situación debemos adoptar un comportamiento diferente pero siempre con un nexo común, tener la seguridad como prioridad.

Las ciudades también tienen un importante papel a la hora de poner la seguridad de los usuarios en el foco. Gracias a un nuevo modelo de movilidad las urbes quieren hoy convertirse e un espacio en el que el ciudadano pueda pasear, disfrutar y trasladarse en bicicleta, en su auto o a pie sin peligro. Los coches cada vez van teniendo cada vez menos peso en la movilidad y se fomenta el uso del transporte público.

Dentro de las medidas adoptadas para acercarnos a ese modelo, destaca la limitación de la velocidad en las ciudades. En España, a partir del mes de marzo, en las ciudades se debe circular a 50 km/h en vías de dos o más carriles por sentido de circulación, a 30 km/h en vías de un único carril por sentido de circulación y a 20 km/h en vías de plataforma única. La reducción de los límites de velocidad ofrece una mayor seguridad para los usuarios más vulnerables, esto es, peatones, ciclistas, usuarios de patines eléctricos, etc. y permite impulsar una nueva manera de moverse por las vías públicas, que hasta ahora estaban primordialmente destinadas a los vehículos a motor. La nueva movilidad urbana busca una mayor integración de todos los usuarios en la calle.

Los beneficios de esta medida van ser inmediatos para los colectivos que sufren más accidentes en las calles: los ciclistas y los peatones que, en 2018, suponían el 15% de los fallecidos en vía urbana en nuestro continente. El atropello es uno de los grandes motivos de estas cifras tan elevadas. La mayoría de los incidentes en los que se ven envueltos peatones vienen causados por el impacto de un vehículo a motor y, otro dato a tener en cuenta, más de la mitad de las personas fallecidas por atropello contaban con más de 65 años. Y es que los atropellos están generados, en muchas ocasiones, por conductas del propio peatón como no usar los pasos de peatones, no respetar los semáforos y cruzar la vía de manera anti reglamentaria. Por eso es esencial la educación vial desde pequeños.

La limitación de la velocidad es un paso importante hacia un objetivo más ambicioso, el “Espacio Compartido”. Se trata de eliminar semáforos, señales, marcas viales, e incluso la separación entre acera y calzada y conseguir que las calles se conviertan en un espacio compartido por todos los usuarios de la vía. Al no haber elementos que regulen la prioridad de paso, los diferentes usuarios de la calle se ven en la necesidad de negociar entre ellos y de respetar al resto de usuarios.

Para acercarnos a este escenario todos los usuarios de la vías públicas debemos concienciarnos y modificar nuestros hábitos y comportamientos. ¿Nos ayudas a conseguirlo? Únete a una nueva movilidad.