Suspenso en seguridad infantil
Un estudio europeo confirma que los datos de España en el uso de SRI son realmente malos
El pasado mes de abril se presentaron los resultados del proyecto BASELINE, con el que la Comisión Europea quiere generar unos indicadores llamados KPI sobre la seguridad vial en los diferentes estados de la Unión Europea.
España ha participado en esta fase inicial del proyecto, proporcionando indicadores nacionales que permiten establecer valores comparativos con el resto de los países involucrados en el proyecto.
Uno de estos indicadores es el uso correcto de los sistemas de retención infantil. En este ámbito hay que destacar que los datos de España son realmente malos, tanto si los miramos de manera particular, como si los comparamos con los países de nuestro entorno, donde parece que están haciendo las cosas mejor que nosotros.
El muestreo del estudio se ha hecho de manera observacional, es decir, que los datos no vienen de encuestas, sino de vehículos observados en las vías, por lo que la representatividad del muestreo respecto a la realidad no se ve deformada por la opinión del usuario.
Según estos datos, solo en el 46% de los casos se dio como correcto el uso de los sistemas de retención infantil. Se consideró como uso incorrecto la inadecuada o mejorable instalación del sistema de retención infantil, el uso de SRI inadecuados al peso y/o altura del menor y que el niño viajase sin un sistema de retención infantil o, directamente, sin ningún sistema de retención.
Que el uso de más de la mitad de los sistemas de retención infantil sea incorrecto es un dato extremadamente alarmante. En países del entorno próximo podemos ver, por ejemplo, que en Portugal el uso del 92% de los sistemas de retención infantiles se consideró correcto, en Italia se alcanzó el 61%, y en Austria el 73%.
Cuando miramos los datos relativos al uso correcto por tipo de vía vemos que en autopistas llega al 50%, en vías convencionales al 40% y en vías urbanas al 63%. Por comparar con nuestro país vecino, en Portugal esos porcentajes llegan al 96%, 92% y 91% respectivamente.
Parece evidente que, después de 20 años de la obligatoriedad de los sistemas de retención infantil en nuestro país, algo está fallando.
Hará unos 5 años, una experta en seguridad de Portugal explicaba en una conferencia de seguridad infantil en Múnich sus políticas de educación de la población en cuanto a sistemas de retención infantil. No era ningún milagro, ni nada que no sepamos. Sus políticas se basaban en la pedagogía y en la educación de la población, eso sí, con campañas activas de información y programas gratuitos de revisión de la correcta instalación de los sistemas de retención infantil en grandes almacenes, supermercados, estaciones de ITV, y oficinas de consulta. Además, se realizan acciones en las escuelas, en las que no solo se enseña a los niños, sino también a los padres. Parece que esas políticas han dado unos resultados muy positivos a tenor de los datos de este proyecto BASELINE.
Mejorar estas cifras en España, lo que implica mejorar la seguridad de nuestros menores, nos concierne a todos: padres, madres, administraciones, sociedad civil en general, escuelas, policías, y a cualquiera que pueda sumar para conseguir este objetivo.