+RuralTEA, transcendiendo las barreras del autismo

Para hablar de autismo en las zonas rurales nos gustaría presentaros a algunos de sus protagonistas: una niña de seis años que vive en un pueblo de menos de 4.000 habitantes en la provincia de Albacete; una joven gallega de 18 años que ha empezado bachiller en el instituto y que teme enfrentarse al nuevo curso escolar; y un adulto que no puede llegar en transporte público a sus clases de pintura, su única pasión, y que sueña con aprobar el carné de conducir.

Estas tres personas no se conocen entre sí, pero comparten un diagnóstico de TEA (Trastorno del Espectro Autista) y la dificultad de interrelacionar en un contexto en el que, normalmente por desconocimiento, se les discrimina. También comparten sus dificultades de integración y la necesidad de que su entorno comprenda su mente autista, con sus fortalezas y sus retos. Ellos son parte de las 74.700 personas con espectro autista que, según estima la Confederación Autismo España, podrían residir actualmente en el medio rural.

Para entender la problemática de las personas con TEA en la España rural también hay que hablar de silencios, de no llamar a las cosas por su nombre, de invisibilidad. Las familias de las personas con autismo temen las etiquetas y el rechazo social; por eso, en este artículo no vamos a poner nombre a ninguno de nuestros protagonistas.

Todos ellos forman parte de +RuralTEA, el proyecto coordinado por la Confederación Autismo España que cuenta con la cofinanciación del Fondo Social Europeo Plus y Fundación MAPFRE a través de las Ayudas +Rural.

Esta iniciativa busca acercar soluciones a las personas con autismo que viven en municipios rurales, lejos de los servicios especializados. Conscientes de que cada caso es un mundo, los técnicos de las diez asociaciones que pertenecen a la Confederación Autismo España y que están implicadas en este proyecto, llegan a cada casa, normalmente a través de ayuntamientos y servicios sociales, para promover acciones concretas que ofrezcan una solución a sus problemas. Es una labor que requiere tiempo para detectar, reflexionar, ejecutar, valorar y volver a empezar. Y, por supuesto, está la parte humana, el hacer saber a todas estas familias que no están solas.

Vamos con algunos ejemplos que nos van a ayudar a entender la labor de los técnicos que participan en +RuralTEA. En el colegio de nuestra niña en Albacete se organizó una jornada de sensibilización para facilitar que su entorno la comprenda mejor. Tras esta intervención, su familia comprobó que la niña se encontraba aliviada al sentirse identificada. Ellos mismos se dieron cuenta de que las cosas se pueden cambiar. Y también en Galicia se está organizando una intervención con el colegio de nuestra joven estudiante para dar pautas y protocolos de actuación a dos educadoras.

Esta tarea puerta a puerta, caso a caso, que involucra a familias, profesorado, servicios sociales y ayuntamientos es la base para un cambio de mentalidad ante el TEA. Si bien diferentes estudios confirman que el diagnóstico de autismo llega más tarde a las personas que están en zonas rurales, que no hay servicios especializados o están lejos, y que el nivel de concienciación sobre el TEA es escaso, las acciones que se están llevando a cabo gracias a +RuralTEA demuestran que, en muchos casos, las comunidades pequeñas son más permeables a la concienciación y la sensibilización. Puede costar abrir puertas, pero una vez se abren, existe una red colaborativa que hace que el alcance de cada acción sea mayor.

Gracias a las Ayudas +Rural, el proyecto +RuralTEA está presente en Cataluña, Galicia, Murcia, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Andalucía. Durante el año 2025, llegará a nuevas localidades y familias que están esperando el apoyo que tanto necesitan.

Nuestra meta es integrar a las personas con autismo que viven en la España rural, transcendiendo las barreras físicas y sociales.