El reciclaje de los sistemas de retención infantil cuando ya no sirven
Un elemento de seguridad en el coche, el que sea, no puede ser utilizado si ha sufrido algún desperfecto o si ha cumplido su fin último: proteger a un ocupante tras una colisión. Los ejemplos son evidentes: un airbag debe ser sustituido tras desplegarse en un accidente; un cinturón de seguridad se ha estresado demasiado al proteger al ocupante y debe ser sustituido; – lo mismo pasa con las sillitas de coche.
De hecho, en el caso de los sistemas de retención infantil hemos de tener en cuenta otros factores como la fecha de compra y la de “caducidad”, es decir, la fecha a partir de la cual no se garantiza que cumpla con sus propósitos de protección infantil. Es un tema delicado que no debe tomarse a la ligera, y que tiene implicaciones a tener en cuenta.
Por ejemplo, una silla de segunda mano puede generarnos dudas porque no conocemos el historial del dispositivo, es decir, si alguna vez ha sufrido los efectos de una colisión; también podemos tener dudas si no sabemos exactamente cuánto hace que se ha adquirido o qué fecha es la límite aconsejable para su uso.
Sin embargo existen alternativas, como esta propuesta en los Estados Unidos para promover el reciclaje de estos sistemas de retención para ayudar a proteger el medio ambiente y de paso dar una segunda vida a algunos de los componentes de las sillitas. Es un proyecto que nace en 2012 y que ofrece muy buenas razones para que los padres reciclen sus sillas viejas o inservibles. El objetivo secundario (que no menos importante) es impedir que otros niños viajen en sillas no aptas.
¿Por qué los SRI tienen una vida limitada?
Las razones son múltiples, y aquí enumeramos las más importantes:
- El paso del tiempo afecta a los componentes.Todos los SRI disponen de una fecha máxima de uso en las pegatinas que, normalmente, están en un lateral. Pasado ese tiempo no se puede asegurar la seguridad porque las condiciones del plástico del asiento pueden cambiar con el tiempo, haciéndose cada vez más frágil y menos capaz de resistir las fuerzas del choque. En Fundación MAPFRE recomendamos cambiar de SRI transcurridos 6 años.
- Tras una colisión,los plásticos de la sillita se ven sometidos a enormes fuerzas que pueden provocar fracturas internas ocultas a la vista, que tras una segunda colisión pueden terminar por destruir el asiento, dejando desprotegidos a los niños. Por esto se deben sustituir.
- Existen otros daños que pueden pasar desapercibidos, sobre todo si no nos hemos visto involucrados en una colisión, como pueden ser los daños por desgaste de las cintas de sujeción, cierre de los arneses, o cualquier parte plástica que pueda estar gastada o dañada (por ejemplo, si se nos cae el SRI al suelo al introducirlo en el coche).
- Llamadas a revisión o tecnología desfasada.En ocasiones los fabricantes alertan de fallos estructurales o de otro tipo en SRI de su producción, dando la oportunidad a sus usuarios de enviar la sillita a fábrica para reparar, o aconsejando su destrucción. En todos estos casos hemos de hacer caso a las advertencias porque la seguridad es lo primero.
Reciclar los SRI no significa que los donemos para que sean arreglados y puestos a la venta. Significa que se desmontará el asiento, separando todos los materiales (plástico, metal, espuma, etc.), y cada uno de ellos será de nuevo tratado para separarlo en tipos específicos de plástico o de metal. El plástico será aplastado y empaquetado en grandes fardos para ser enviados a las plantas de reprocesamiento de plástico; el metal será enviado a las plantas de procesamiento de metal para ser reutilizado o reciclado.
Con este tipo de iniciativa se mejora la seguridad de los más pequeños al sacar del mercado las unidades defectuosas, y a la vez se contribuye a mejorar el medio ambiente, quitando de los vertederos las sillas de coche inservibles.