Ayuda al reciclaje de las sillas de niños
Las sillas de niños están hechas de plásticos de mucha calidad y son susceptibles de un buen aprovechamiento
Seguridad Vial
Para estar seguros de que nuestra silla de coche sigue ofreciendo unas garantías optimas en términos de protección del ocupante, insistimos que siempre lo mejor es atender a las indicaciones que aporta el fabricante en las instrucciones que acompañan a la propia silla.
La vida útil de una silla de niños ronda los 6-7 años en general debido, principalmente, al desgaste del material (en su mayoría plástico) dentro de un coche. El calor, el frio, el sol, o la humedad no son buenos compañeros de viaje y los materiales van perdiendo sus características de absorción, elasticidad y resistencia.
Por esa misma razón no es muy buena idea comprar productos en mercados de segunda mano, físicos u online, debido a que es muy posible que la silla de niños ya no sea capaz de actuar correctamente. Y aquí es donde hace falta recordar que la silla de niños es un dispositivo de seguridad que, o no tiene que actuar nunca, en el mejor de los casos, o solo va a actuar una vez en su vida, pero cuando lo hace debe hacerlo con todas sus propiedades de absorción, resistencia y elasticidad intactas, porque la vida de su ocupante depende de ello.
Por lo tanto, pasado ese tiempo de uso coherente de la silla, llega el momento de llevarla a un centro de reciclaje para que se pueda convertir en algún otro producto.
La sorpresa es que, en general, las sillas de niños se van al contenedor de los residuos no aprovechables.
¿Por qué pasa esto?
Las sillas de niños están hechas de plásticos de mucha calidad y, por lo tanto, son susceptibles de un buen reciclaje y aprovechamiento, pero es un producto compuesto de diferentes materiales, difíciles de separar en algunos casos, que hacen que el tiempo de desensamblado de la silla sea demasiado alto para un centro de reciclaje.
Normalmente el cabezal, la base y la carcasa están realizadas en el mismo material, polipropileno, mientras que las guías de los cinturones están realizadas en poliamidas. Los absorbedores de energía son de poliestireno expandido, las fundas de poliéster y en muchos casos existe una estructura metálica interna que ofrece la resistencia al producto. Si además la silla de niños tiene pata de apoyo normalmente es de aluminio. En fin, un sinfín de materiales difíciles de clasificar y separar.
Afortunadamente todos los materiales plásticos deben indicar cuál es su composición, con lo que nos permite identificarlos.
La ideal sería que las sillas de niños fueran todas del mismo material, pero la tecnología no ha llegado a ese punto.
¿Cómo podemos ayudar a un centro de reciclaje?
Una silla de niños normalmente se puede desmontar con muy pocas herramientas y puede hasta ser divertido. En general, el proceso comenzaría quitando tapizados y los poliestirenos expandidos, normalmente de color blanco que actúan de absorbedores de energía, los Porex de toda la vida.
Después el desmontaje del cabezal y, a continuación, el desmontaje de la base y la separación de la base y la carcasa.
Por último, las piezas pequeñas y las piezas metálicas.
Una vez tengamos las piezas separadas, habría que juntarlas por tipo de material y, ahora sí, llevarlas al centro de reciclaje, donde seguro que colocarán los materiales ya clasificados para su reciclado y no en el montón de rechazo.
La sostenibilidad del planeta depende de cada uno de nosotros, de acciones pequeñas que sumadas hacen una acción global de vital importancia.