¿Qué silla de coche es la ideal para tu hijo?
Consejos para una instalación segura y efectiva
Seguridad Vial
Para obtener un certificado de homologación, un sistema de retención infantil es sometido a un proceso definido en una normativa. Este proceso está formado por una serie de ensayos que pretenden “simular” la realidad del uso del dispositivo y por una serie de requisitos administrativos, documentales y que aseguren la capacidad por parte del fabricante de repetir el producto las veces que sea necesario.
Este conjunto de requisitos, que en los sistemas de retención infantil se llama Reglamento 129 de Naciones Unidas, es el que establece las mínimas prescripciones que debe cumplir un producto destinado a la retención infantil para ser comercializado.
Del laboratorio a la realidad
¿Cómo se asemejan las pruebas de homologación a la realidad de un siniestro vial?
La respuesta es que se asemejan más bien poco. Las pruebas de homologación están definidas para hacer una comprobación generalista del comportamiento de un sistema de retención infantil, en condiciones óptimas, en lo que se refiere a la instalación del dispositivo, la instalación del dummy, la instalación del cinturón de seguridad y cualquier otra parte del sistema de retención infantil, buscando que los ensayos sean repetibles y reproducibles. Los ensayos de homologación se realizan en una bancada rígida, con un asiento que intenta representar a todos los asientos de los coches pero que no representa a ninguno, con unos anclajes indeformables y simulando las condiciones de una deceleración totalmente frontal o lateral. Se trata de un escenario que es realmente difícil que se de en la realidad.
Entonces, ¿para qué sirven los ensayos que se realizan en una homologación?
Estos ensayos nos permiten, por un lado, valorar que el comportamiento del sistema de retención infantil está dentro de unos valores mínimos aceptables y, por otro lado, que el fabricante del producto es capaz de reproducir y repetir el sistema de retención infantil en el futuro para su comercialización.
En este punto, cuando hemos visto la generalidad de los ensayos que se realizan, es cuando empieza nuestra tarea como compradores para elegir un sistema de retención infantil que proteja de manera adecuada al menor.
Este es el momento en el que “perdemos” la generalidad de la homologación para centrarnos en la particularidad de nuestro vehículo y de nuestros niños.
Hemos visto que la bancada de homologaciones tiene unas características que no son las de el asiento de nuestro coche, por lo que el mismo sistema de retención infantil se comportará de manera distinta instalado en diferentes coches y los diferentes sistemas de retención infantil se comportaran de manera diferente instalados en el mismo coche.
Los factores que nosotros podemos comprobar a la hora de elegir un sistema de retención infantil se basan en:
- Estabilidad del dispositivo. Tenemos que asegurarnos de que el sistema queda bien apoyado en el asiento del coche, y que los sistemas anti rebote, si los llevara, ejercen presión sobre el respaldo.
- Ángulo de reclinación del menor. Una vez instalada la silla de acuerdo con el manual de instalación, hay que colocar al menor para ver su posición y asegurarse de que la cabeza no se le cae hacia delante. Dado que los ángulos de la bancada de homologaciones y de nuestro vehículo son diferentes, es de vital importancia hacer esta comprobación para asegurar el confort y la seguridad de los pequeños. Hay que recordar, eso sí, que el niño debe estar con la mínima reclinación posible, sin que la cabeza se le caiga hacia delante.
- Espacio interior del vehículo. En caso de colisión, los sistemas de retención infantil se desplazan hacia delante, al igual que los niños también se desplazan hacia delante respecto a la silla. Por eso, tener un espacio de supervivencia adecuado dentro del vehículo es vital. Una vez garantizados los dos primeros puntos, este tercero acabará siendo la prueba de validación de que el sistema de retención infantil es el adecuado para nuestro vehículo y nuestro hijo.
- Por último, la calidad. Escoger marcas de primer nivel, con un sistema de control de calidad y comprobación de los productos exigente, (más aún en un producto destinado a salvar vidas), nos garantizará que estamos eligiendo el mejor producto con éxito, pasando de la generalidad de la normativa a la particularidad de nuestras circunstancias.
La mejor decisión es acudir a tiendas especializadas, donde nos aconsejarán sobre el producto que mejor se adapte a nuestras necesidades y nos ayudarán a elegir entre diferentes modelos para tomar la mejor decisión.