Prepárate. A las tres serán las dos.
Si eres sensible al cambio de hora, te contamos como minimizar sus efectos en tu organismo
Salud
Aunque debatimos cada año sobre si el cambio de hora tiene ventajas o inconvenientes, en cualquier caso, ya está aquí el último fin de semana de octubre y el inevitable movimiento de las agujas del reloj. Unos piensan que tiene ventajas para la agricultura, la hostelería y en el ahorro energético o creen que se aprovecha más la luz del día, otros opinan que debería dejar de hacerse. Mientras tanto, nos guste o no, cada año, en dos ocasiones, se adelanta o atrasa el reloj para ajustarnos a las horas de luz solar.
No hay pruebas evidentes de que haya un nexo de unión entre el cambio de hora y algunos desarreglos en nuestra salud, pero está claro que, para algunas personas, este cambio de horario de una hora afecta negativamente en su humor y estado de ánimo, influye en sus patrones de sueño-vigilia y facilita la aparición de somnolencia, astenia, irritabilidad, nerviosismo, cefaleas o dificultades para mantener la atención y la concentración. Se trata de lo que los expertos definen como un mini jet-lag.
Este fin de semana, la noche del 30 al 31 de octubre, restaremos una hora a nuestros relojes: a las 3 de la madrugada serán las 2. Si estás entre las muchas personas que acusan el cambio horario, te aconsejamos que mantengas unos buenos hábitos de sueño durante todo el año, con horarios regulares a la hora de acostarte y levantarte. Pero también hay otras recomendaciones que puedes seguir en estos días para ayudarte a sobrellevarlo mejor:
- Haz ejercicio suave. Caminar, pasear o correr de manera poco intensa pueden ayudar a equilibrar el reloj interno, al aumentar la concentración de serotonina y de otros neurotransmisores en el cerebro,
- Ponte al sol durante una o dos horas en los días posteriores al cambio de horario para ayudar a regular los ritmos desestabilizados.
- Cambia el horario de tus comidas y evita la ingesta de cafeína y alcohol.
- Adáptate al cambio horario desde unos días antes. Puedes ir haciendo pequeños cambios graduales y progresivos de diez minutos cada día en el sentido del próximo cambio de horario desde una semana antes.
Los niños pueden sufrir el cambio horario de manera más acusada, ya que tienen menos desarrollada la capacidad de adaptación. Pueden volverse más inquietos o estar más irritables. También pueden sentirse más cansados y tener dificultad de concentración. Normalmente estos síntomas desaparecen en dos o tres días, pero si quieres evitar que se produzcan, prueba a cambiar sus rutinas desde unos días antes.
Mantener hábitos saludables te ayudará a minimizar los efectos del atraso de la hora. ¡Y no te olvides de cambiar la hora en todos tus relojes analógicos y en todos los aparatos médicos!