¿Son peligrosos los airbags para los niños?
Funciones del airbag
El airbag es una bolsa de aire hinchable pensada para amortiguar las fuerzas de impacto sobre la cabeza y el tórax en caso de accidente. Para resultar efectivo, ha de hincharse y desplegarse antes de que nuestro cuerpo llegue a desplazarse de modo apreciable al inicio de un impacto, por lo que dispone solamente de unos microsegundos (0,03 segundos de media) para hincharse. Esto hace que la bolsa salga disparada a más de 200 km/h, por lo que resulta indispensable el uso del cinturón de seguridad para reducir la velocidad de nuestro cuerpo cuando colisiona con el airbag; en caso contrario el impacto contra la bolsa puede ocasionar lesiones.
Cómo afecta a los menores
Para un bebé o un niño que no utilizara adecuadamente su correspondiente sistema de retención, y que estuviera situado demasiado cerca del airbag en el momento de que éste se abriera, el airbag delantero frontal supondría un auténtico riesgo para la salud. Al estar pensado para un adulto que esté utilizando el cinturón de seguridad, el airbag podría resultar catastrófico para un niño que viajara suelto en el automóvil. Pero si el niño utiliza correctamente su sillita de seguridad, el airbag no debería suponer ningún riesgo añadido. Algunos estudios incluso apuntan a que el airbag puede mejorar también la seguridad de los niños siempre que, insistimos, viajen en sus sillitas infantiles correctamente utilizadas.
La única excepción evidente son los asientos o sillitas para bebés orientados hacia atrás: este tipo de asientos es totalmente incompatible con los airbags frontales, puesto que dichas sillitas siempre quedan demasiado cerca del airbag.
Para remediar esta incompatibilidad entre airbags y asientos para bebés orientados hacia atrás es necesario desactivar el airbag frontal si vamos a sentar a un bebé en una sillita infantil del grupo 0 ó 0+ en el asiento delantero de pasajero. Si el airbag no se puede desactivar manualmente, habrá que preguntar al fabricante del vehículo, en su teléfono de atención al cliente o en un concesionario oficial si es posible su desactivación en el concesionario.
En cualquier caso, para mayor seguridad de los niños se pueden dar los siguientes dos consejos básicos. El primero es que, por lo general y excepto si el bebé o el niño necesita supervisión médica constante (por ejemplo por padecer problemas respiratorios), el asiento trasero es más seguro que el delante: si podemos, evitemos cualquier riesgo y sentemos a los niños en sus sillitas infantiles en los asientos traseros.
El segundo consejo es que si finalmente un niño viaja en su sillita infantil en un asiento de pasajero delantero con un airbag activo, ajustemos la posición del asiento del vehículo lo más atrás posible. Recordemos una vez más que si el airbag está activo, la sillita infantil NUNCA podría ser del tipo sillita para bebés orientada hacia atrás (sólo podrá ser una sillita para niños mayores orientada hacia delante).
Desde Fundación MAPFRE recomendamos, pues, mantener a los más pequeños en los asientos traseros, donde irán más protegidos y donde únicamente se verán afectados por los airbags laterales o de cortina, los cuales al no hincharse con tanta fuerza no suponen peligros como los descritos en este artículo.