La responsabilidad de los influencers en la salud de sus seguidores

Según la RAE el anglicismo influencer hace referencia a una persona con capacidad para influir sobre otras, principalmente a través de las redes sociales. Una capacidad que, en el caso de contenidos sobre hábitos de salud, puede determinar el bienestar de una persona.  

Para hablar de cómo afectan los mensajes de estos prescriptores en la salud de sus seguidores y, en particular, en la de los más jóvenes, que son el colectivo más conectado y receptivo a las redes sociales, hemos organizado, en colaboración con PantallasAmigas, el encuentro Influencers, oportunidades y retos en la promoción de la salud.

Según el estudio Digital FIT: Influencia de las redes sociales en la alimentación y en el aspecto físico de los menores, realizado por Fundación MAPFRE y la UNIR, la relación entre menores y creadores de contenido es muy significativa. Pero ¿puede llegar incluso a perjudicar a su salud?

Beatriz Feijoo, profesora universitaria, investigadora de la UNIR y responsable del estudio, destacó en su intervención que los menores son conscientes de la importancia de mantener el cuerpo saludable pero los datos decaen cuando se pregunta si incorporan ciertas rutinas saludables en su vida diaria. Y ante su exposición a contenido patrocinado en redes sociales y plataformas de streaming (YouTube, Instagram, TikTok y Twitch), según revela la investigación, la opinión del influencer sobre una marca ayuda a decidirse por ella en el 46 % de los casos, un porcentaje preocupante, sobre todo porque el 44,5% de los encuestados afirma que la publicidad que reciben del sector de la alimentación es de productos poco saludables.

Dada esta capacidad de incidir en los hábitos de salud de los menores, para María Rossich, licenciada en Ciencias de la Actividad Física del Deporte e influencer de contenido profesional sobre deporte, “es antiético hablar si no eres un profesional del área”, afirmó, añadiendo que “tenemos la obligación como sociedad de educar a los más pequeños”.

En esta obligación, además de los propios generadores de contenido, tienen también un importante papel las agencias. “Hay que entender que el mundo de la comunicación ha cambiado radicalmente. Antes se seguía a artistas, músicos o deportistas. Ahora, los influencers son los nuevos ídolos”. Aunque, tal y como lo entiende Victoria Rodríguez, CEO de la agencia BigCreators, “el influencer tiene que ser verdadero, anunciar cosas que vayan con sus valores”.

También las plataformas tienen mucho que aportar a la promoción de la salud y a la protección de los menores ante contenidos nocivos para su bienestar. Yasmina Laraudogoitia, responsable de política pública y relaciones gubernamentales de TikTok en España y Portugal, explicó las medidas que ha tomado la empresa para salvaguardar a los menores de contenidos no adecuados: niveles de contenidos accesibles según la edad, un servicio de sincronización familiar, la posibilidad de no recibir notificaciones de noche y un límite a la búsqueda de términos como bulimia o TCA, que muestra directamente un contacto de ayuda psicológica.

Pero, pese a todas estas medidas, para la Policía Nacional todavía queda mucho por hacer. “Las plataformas cada vez hacen mayor esfuerzo para que no afecten estos contenidos a los menores, pero aún no es suficiente. Todos los ciudadanos tenemos que poner más de nuestra parte”. Es necesario ofrecer a los menores una mayor educación digital, fomentar su asertividad, guiarles en el uso correcto de internet y establecer medidas de control parental.

La solución está en la educación digital y en la corresponsabilidad de todos los actores sociales. Y, también, en la regulación. Miguel Herranz, responsable del Departamento Jurídico y de Relaciones Institucionales de IAB Spain, asociación que reúne a más de 200 empresas de comunicación, publicidad y marketing digital, afirmó en el encuentro que “cada vez va a haber más regulación, Europa está regulando todo el sector de Internet de forma bastante rápida y correcta pero los tiempos son ajustados. Cada vez la publicidad va a ser más identificable”.

El objetivo es conseguir que los influencers realicen su labor de forma ética y responsable, garantizando la calidad y veracidad de la información que difunden, respetando la privacidad y la confidencialidad de los datos personales de sus seguidores y de las personas que aparecen en sus contenidos, siendo transparentes sobre sus posibles conflictos de interés o patrocinios y teniendo en cuenta los efectos negativos que pueden generar en sus seguidores, como la ansiedad, la frustración o la baja autoestima. Es responsabilidad de todos conseguirlo.