Somos agua. Necesitamos agua

El cuerpo humano está compuesto de agua en un 75% de su peso al nacer y cerca de un 60% en la edad adulta. Esto explica la necesidad que tiene nuestro organismo de estar bien hidratado. Beber una cantidad adecuada de líquido regula el buen funcionamiento de las células, favorece el transporte de nutrientes, mejora la lubricación de las articulaciones y ayuda a mantener la temperatura corporal.

La cantidad diaria de líquido recomendada para mantener unos niveles de hidratación adecuados es de dos a dos litros y medio de agua al día, aunque cada persona tiene unas necesidades diferentes dependiendo de su edad, de sus condiciones personales y de salud, y de la época del año en la que nos encontremos.

Con las altas temperaturas del verano, te recomendamos que prestes especial atención a la hidratación, sobre todo a la de los más pequeños y a la de los mayores. Los niños no reconocen la sed, su sistema de detección es todavía inmaduro, y además no suelen “tener tiempo” para beber. Y los mayores, debido al deterioro cognitivo, a la perdida de la sensación de sed y a las dificultades en la movilidad, en general no se hidratan como deben.

Si vas a hacer deporte es importante que consumas líquidos tanto mientras realizas la actividad física como después de ella. Hacer deporte implica más sudoración, y por lo tanto, más consumo de los niveles de líquidos.

En general, si eres una persona sana, puedes consumir la cantidad de líquidos necesaria bebiendo agua y, también, a través de refrescos, zumos, lácteos y caldos. Las frutas y verduras también aportan mucho agua al organismo, sobre todo la lechuga, la espinaca, la naranja y el tomate.

Pon atención a tu hidratación, bebe líquidos y sobre todo, no esperes a tener sed. Es el primer síntoma de que tu cuerpo no tiene el nivel de líquidos que necesita.