Derain, Balthus, Giacometti. Una amistad entre artistas
01.FEB.2018 ──────── 06.MAY.2018
André Derain
Isabel Lambert, 1935-1939, Óleo sobre lienzo, 75,6 × 74 cm
© André Derain, VEGAP, Madrid, 2018
Foto: © North Carolina Museum of Art, Raleigh (Carolina del Norte).
Desde el 1 de febrero, en nuestra sala Fundación MAPFRE Recoletos en Madrid presentamos una exposición que explora la amistad de tres grandes artistas del siglo XX: André Derain (1880-1954), Balthus (Balthasar Klossowski) (1908-2001) y Alberto Giacometti (1901-1966). Las miradas de estos tres artistas, nunca antes confrontadas, coinciden en la misma exigencia de lo que debe ser la obra de arte. Mucho más allá de la admiración mutua y el sincero afecto que les unieron durante toda su vida, la profunda comunidad estética que existe entre ellos es el hilo conductor de la exposición.
La muestra, con cerca de 240 obras, cuenta con el generoso apoyo de numerosas colecciones particulares e instituciones internacionales entre las que destacan la Fondation Giacometti, París; Musées d’Orsay y de l’Orangerie, París; Albright Knox Art Gallery, Buffalo; Minneapolis Institute of Art; The Pierre and Tana Matisse Foundation, Nueva York; Hirshhorn Museum and Sculpture Garden, Washington D.C.; Musée Picasso, Antibes; Musée National Picasso, París; Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris; Tate, Londres; Fondation Beyeler, Basilea o Kunsthaus, Zúrich.
Esta exposición, concebida por el Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris, Paris Musées, se ha organizado con Fundación MAPFRE. Comisariada por Jacqueline Munck, Conservadora Jefe del Musée d’Art moderne de la Ville de Paris.
Con la distancia que el tiempo proporciona, podemos ver que Derain, Balthus y Giacometti siguen pautas similares en su trabajo, sobre todo en cuanto a su visión común del pasado del arte.
Los tres comparten un fuerte anhelo de modernidad, se interesan apasionadamente por la pintura antigua y el arte de las civilizaciones lejanas, sienten fascinación por «las fuerzas oscuras de la materia» (Derain) y, en general, prestan mucha atención a la realidad «maravillosa, desconocida» que tienen ante sí (Giacometti).
En 1920, cuando vuelve del frente, Derain es un artista de gran éxito. Tras haber sido uno de los más importantes entre los fauvistas, aquel movimiento que a principios de siglo había creado un arte basado en colores puros y brillantes, su mirada se dirige a la tradición y los secretos de la pintura, dirige su atención hacia un estilo realista que se conoce como “estilo bizantino”.
A principios de los años 1930 Alberto Giacometti y Balthus, dos artistas de una generación más joven, quedan fascinados por este Derain diferente, radicalmente nuevo pero a la vez atento al arte del pasado. Las visitas a los estudios y las conversaciones van trabando una amistad entre los tres, que se consolida con los sucesivos encuentros y proyectos. A través de la pintura y la escultura de Derain surge un verdadero afecto entre los tres, basado en una admiración recíproca de la que darán fe Balthus y Giacometti a lo largo de su vida ya que Derain será el primero en fallecer, y el mayor y referente en esta relación.
Encuentro: los tres artistas se conocieron a principios de los años treinta gracias a su relación con el círculo surrealista y, concretamente, a la primera exposición de Balthus en la galería Pierre Loeb, en 1934. A partir de 1935 sus lazos de amistad se estrecharon y los puntos en común entre sus obras se hicieron más intensos.
Amistades comunes: entre Saint-Germain y Montparnasse alternaron con muchos artistas, escritores y poetas: Antonin Artaud, Max Jacob, André Breton, Louis Aragon, Jean Cocteau, Pierre Reverdy, Albert Camus, Samuel Beckett, Jean-Paul Sartre y André Malraux. El teatro también ocupó un lugar destacado, e hicieron varios proyectos con Marc Allegret, Boris Kochno, Roger Blin y Jean-Louis Barrault; también les unió la moda, con Jacques Doucet, Paul Poiret y Christian Dior, y el mercado del arte con Pierre Loeb, Pierre Colle y Pierre Matisse.
Mirada al pasado: es común entre los artistas, en algún momento de su trayectoria, buscar en el pasado referencias para su obra. Para Derain, la renovación de su arte se basa en un auténtico humanismo plástico. Giacometti, con sus copias de los maestros italianos, de la estatuaria egipcia o africana, etc., trata de expresar plenamente su manera de ver y trasponer las obras que le impresionan. Para Balthus «la verdadera modernidad está en la reinvención del pasado».
Una modernidad diferente: la obra de Derain, Balthus y Giacometti nos acerca a esa “otra historia del arte” que no sigue una línea recta que va desde el impresionismo y el postimpresionismo hasta las vanguardias, sino, que, se inserta en una figuración que podríamos calificar de moderna reivindicando el pasado de la pintura en un entorno artístico que al tiempo que consagra los movimientos abstractos y el surrealismo, reconstruye su historia nacional; comparten así una genealogía y una modernidad diferentes que los vincula más bien a otros artistas como Edvard Munch, Pierre Bonnard, Edward Hopper y Lucian Freud.
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