La danza de los colores. En torno a Nijinsky y la abstracción
07.OCT.2009 ──────── 20.DIC.2009
Vladimir Baranov-Rossiné
Ninfas y centauros, 1914
© Colección Vladimir Tsarenkov
La exposición “La danza de los colores. En torno a Nijinsky y la abstracción” exhibió por primera vez los dibujos de Nijinsky acompañados de las pinturas sobre papel de los artistas más destacados de esa época, Sonia Delaunay-Terk, Alexandra Exter, Vladímir Baranov-Rossiné, Serge Charchoune y Léopold Survage y František Kupka, entre otros.
La exposición
El 19 de mayo de 1909 actuaba por primera vez en París, con la compañía de los Ballets Rusos, el bailarín y coreógrafo ruso de origen polaco Vaslav Nijinsky. Este artista fue muy pronto celebrado por el público como el bailarín predilecto de los escenarios europeos. Pero, además de su destacado papel como bailarín, Nijinsky creó en torno a 1919 una serie de penetrantes pinturas en color, sorprendentemente cercanas al arte moderno del París de su tiempo. Mediante círculos y elipses en color de dibujo sutil, el bailarín elaboró unas láminas en las que el espacio y la vista se interrelacionan, y que condensan el ritmo y el color en una coreografía pintada de intensas emociones.
La exposición “La danza de los colores. En torno a Nijinsky y la abstracción” exhibió un número hasta ahora nunca expuesto de estas valiosas láminas realizadas por Nijinsky en el contexto de la modernidad visual de su tiempo. En una sección independiente de la exposición, un conjunto de fotografías, carteles, pinturas y esculturas de famosos artistas contemporáneos revivía la figura histórica y la personalidad del bailarín del siglo XX.
La danza de los colores se desplegó en las pinturas y trabajos sobre papel de los artistas más destacados de esa época. A Sonia Delaunay-Terk, Alexandra Exter, Vladímir Baranov-Rossiné, Serge Charchoune y Léopold Survage se suma la pintura del checo František Kupka. Al igual que hiciera Nijinsky por temporadas, estos artistas vivieron en París desde los años diez del siglo XX. En sus composiciones en color abstractas surgidas entre 1910 y 1930 predominan los colores nítidos, las formas oscilantes, los círculos concéntricos, las elipses y los arcos. La composición de las pinturas se caracteriza por un intenso acento rítmico que hace pensar en el movimiento dancístico y en secuencias musicales cinematográficas. Mediante el movimiento, la figura humana se une en el lienzo con la luz, las formas y las vibraciones del cosmos. En el movimiento, la presencia física del ser humano se une en el lienzo con la luz, las formas y las vibraciones del cosmos.
La exposición reunió 21 dibujos de Nijinsky, en gran parte procedentes de la Fundación John Neumeier, y otros tantos trabajos de otros artistas, cada uno de ellos representado por entre cinco y quince obras procedentes de importantes museos y colecciones particulares de Praga, París, Hamburgo, Zürich, Londres, Moscú, Lisboa y Nueva York.
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