Resonancias. Colecciones Fundación MAPFRE
26.MAY.2022 ──────── 04.SEP.2022
Lee Friedlander
Cincinnati, 1963
Colecciones Fundación MAPFRE
© Lee Friedlander, courtesy Fraenkel Gallery, San Francisco and Luhring Augustine, New York
Miguel Ángel Tornero
Sin título (the random series -romananzo-), 2013
© Miguel Ángel Tornero, VEGAP 2022
Exposición
26.MAY.2022 ── 04.SEP.2022
Dónde
Centro de Fotografía KBr
Avenida Litoral, 30 – 08005 Barcelona
Comisario: Joan Fontcuberta
Siguiendo esta definición, el comisario ha sacado a la luz obras de artistas como Lee Friedlander, Garry Winogrand, Helen Levitt, Robert Adams, Diane Arbus y Emmet Gowin pertenecientes a las Colecciones Fundación MAPFRE y las ha puesto a dialogar con las de distintos artistas contemporáneos con la intención de que las imágenes de los primeros, fotógrafos ya clásicos, se “desfosilicen”, salgan del pasado y nos hablen del presente.
Además de las reverberaciones entre unos y otros artistas, la exposición pretende mostrar el camino que va desde la fotografía a la postfotografía: el medio, al menos en sus inicios, nos prometía la memoria y la verdad. Ahora, en la era de las redes sociales e internet, todos tenemos un teléfono con el que capturar instantes. Las imágenes se pueden bajar de Google, los ordenadores se hackean y reconstruimos esa verdad según nuestras necesidades. Este nuevo uso del medio ha conllevado la transformación de los principios y valores por los que nos regimos en nuestra cotidianeidad. Frente a ello, hay numerosos artistas que con su obra tratan de poner de manifiesto estas cuestiones y sitúan en el punto de mira temas como la ética de la imagen, la ausencia de privacidad, la sobresaturación, la sustitución de la vida real por la de la pantalla o simplemente los cambios de paradigma que se van sucediendo y cómo nos adaptamos a ellos desde que vivimos en la era digital.
De lo analógico a lo digital: La postfotografía o e-fotografía aglutina todos los fenómenos recientes de reproducción cibernética y massmediática de la imagen analógica. Esta puede ser intervenida, contaminada, modificada o falseada desde teléfonos, tablets u ordenadores. Cualquier usuario que disponga de uno de estos dispositivos tiene acceso a estas transformaciones. Ahora ya no importa el monumento o la ciudad que se visite, sino el selfie que un individuo se hace ante ellos. Este modo de utilizar el medio ha transformado no solo a la propia fotografía, sino también el modo que tenemos de mirar el mundo y de vivirlo.
Postfotografía: A menudo la postfotografía proclama lo anti-estético y utiliza el medio como mero productor de articulación social. El paso de lo analógico a lo digital y las redes han permitido que sigamos guerras, incendios o desastres naturales en directo a través de plataformas como Twitter o Instagram. En internet se puede contemplar, a poco que se busque, la reproducción de la barbarie en tiempo real, desde el sofá de casa. Esto tiene sus ventajas, pero también muchos inconvenientes: la sobreinformación, la anestesia, la estetización de la barbarie, provocar aquello a lo que Claude Lanzmann ya se negó cuando rodó Shoah (1985), la creación de souvenirs de guerra para consumidores ávidos de sensacionalismo. Y este es el doble filo sobre el que camina la fotografía de hoy en día, pues en muchas ocasiones se utiliza para todo lo contrario para lo que nació: para capturar la verdad y la memoria. La postfotografía no ha eliminado a la fotografía, pero sí ha ampliado su marco de acción, relegando aquello a lo que sustituye.
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