Time in New England, publicado en 1950, fue el primero de una serie de libros de Paul Strand compuestos por textos y fotografías cuya interacción ofrece un acercamiento plural y amplio a aquellas realidades a las que el volumen abre sus páginas. En ellas encuentran lugar paisajes y gentes, pero también aspectos y espacios cotidianos tan poco pintorescos o propicios para el libro de viaje como el que se muestra en Parlor.

La imagen es característica de la sutil riqueza que encierran las imágenes del autor. Sobre un tranquilo vestíbulo, se abre, al fondo, un salón con piano y, más allá, una ventana. La tranquila banalidad de la escena transmite, sin embargo, gracias al preciso sentido de la composición y al modo en que la luz esculpe las formas, una intensa sensación de intimidad, que cobra pleno significado en la secuencia de imágenes que componen el libro. Es precisamente esta posibilidad de trabajar el sentido narrativo de la serie, de jugar con las yuxtaposiciones de retratos, paisajes, construcciones o detalles en una suerte de collage serial, uno de los factores —junto a la posibilidad de llegar a un público más amplio y al control de la calidad de las reproducciones— que explican el interés de Paul Strand por el formato libro.