En 1955, un tiempo después de su salida de Estados Unidos, Paul Strand se instala en Orgeval, un pequeño pueblo cerca de París. Durante los siguientes años realiza numerosos viajes a países como Egipto, Rumanía o Ghana para llevar a cabo nuevos trabajos, pero, a su regreso, su mirada siempre vuelve a la familiaridad y la íntima extrañeza de su jardín en Orgeval. The Garden, su último proyecto, finalizado tan solo unos días antes de su muerte en 1976, recoge algunas de las fotografías que de ese jardín privado ha ido tomando a lo largo de los años.

Algunas de las imágenes que componen The Garden parecen remitir y dar continuidad a las fotografías que, cercanas a la Nueva Objetividad, había realizado en los años veinte, en las que exploraba con nitidez ciertas configuraciones naturales, como la disposición de las hojas de un helecho o el entramado de unas raíces. Pero en las fotografías de Orgeval hay otro sentido de la materialidad de la imagen fotográfica. La investigación ya no es solo formal, hay una densidad material que confiere a la imagen un carácter como de ensoñación lírica. En Fungus, la luz emergente de los hongos, que paradójicamente corresponde a los procesos de descomposición de la materia, forma, junto a la geometría estrellada de las hojas de hiedra y la rugosidad de la corteza del árbol, un apretado mundo de claroscuros, texturas y fuerzas opuestas en equilibrio.