El título de este gran mural hace referencia a un célebre artículo de Walter Benjamin en el que el filósofo alemán reflexiona sobre la incapacidad del ser humano para sustraerse del ciclo incesante de la destrucción. Al ángel de la historia, un «huracán le empuja irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras los escombros se elevan ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso».

Según Paolo Gasparini, la eficacia de las imágenes radica en el diálogo, en ocasiones violento, que establecen unas con otras. En esta compilación que realizó para la muestra Latinópolis en 2018, vemos fotografías tomadas hace años, como La pasión de Chipas, de 1997, y otras de la década de 2000. Para evitar que se conviertan en iconos desprovistos de fuerza significativa, las relaciona de manera diferente, generando un ensayo visual o un fotoracconto —como le gusta llamarlo a él— que pretende activar la mirada crítica. Carteles, letreros y escaparates, imágenes dentro de imágenes que no solo tratan de denunciar una realidad terrible, sino también de invitarnos a mirar cada vez de una manera distinta, de ayudarnos incluso a encontrar la belleza en el caos.