Los personajes de la Commedia dell’Arte italiana fascinaron a Picasso, que vio en ellos figuras vicarias con las que expresar sus estados de ánimo. Sobre todo Arlequín, ataviado con un traje de triángulos multicolores que simboliza su carácter ambivalente y seductor. Arlequín es un superviviente, astuto y creativo, sensual y provocador. Aparece en la obra de Picasso hacia 1901, en plena «época rosa», y es un motivo habitual en su producción hasta 1924, cuando el artista inició su relación con el surrealismo.

Polichinela, en cambio, no se manifiesta en la obra de Picasso hasta 1920, cuando realizó los trajes y decorados para el ballet Pulcinella de Ígor Stravinski, estrenado por la compañía de Serguéi Diáguilev. Si el Polichinela clásico es un personaje grotesco, Stravinski lo convirtió en un galán en peligro de ser asesinado por los novios de las mujeres a las que ha seducido.

En esta composición, Picasso utilizó un Arlequín y un Polichinela músico (lleva en la mano un violín) para resolver el encuentro entre figuración y abstracción, realismo y vanguardia, en línea con la «vuelta al orden» que propugnaba su amigo compositor.