Durante el verano de 1910, Pablo Picasso trabaja en Cadaqués en una serie de dibujos que revelan, paso a paso, el desarrollo cada vez más conceptual del cubismo. A su vuelta a París, se traslada de Le Bateau-Lavoir al Boulevard de Clichy, a los pies de Montmartre, donde dispone de un espacio más amplio en el que trabajar. Comienza entonces a frecuentar la Taverne de l’Ermitage, frente a su nueva casa, a la que acuden todo tipo de personajes dedicados al espectáculo, así como payasos, acróbatas o equilibristas «que reavivaron en Picasso su amor por el circo. Un componente de la troupe —una acróbata, posiblemente llamada Léonie— aceptó posar para Picasso. Su mirada pícara y su cuerpo pequeño y flexible inspiraron una serie de cuadros en los que el parecido con Fernande es escaso o inexistente», señala el crítico John Richardson. Para los historiadores no queda claro si el óleo homónimo, Mademosielle Léonie (1910), se refiere al nombre de la modelo o a uno de los personajes de la obra Saint Matorel de Max Jacob publicada en 1911. Un óleo para el que el dibujo que nos ocupa habría servido como boceto y que inspiró, sin duda, los aguafuertes que ilustraron la obra de Jacob, poeta y amigo de Picasso, donde la amante del protagonista se llama justamente Mademoiselle Léonie.

En este estudio, realizado en 1910, Picasso utiliza elementos planos y sobre todo rectilíneos para fragmentar el objeto representado, dando lugar así, junto con Georges Braque, a lo que se conoce como cubismo analítico, más intelectual y puro que el que habían inaugurado hacia 1907. La «eliminación» de la perspectiva tradicional, la descomposición de la realidad en planos y el uso de colores cada vez másneutros supuso una revolución que perdura hasta nuestros días.