En la primavera-verano de 1928, Maruja Mallo presentó en Madrid la exposición Cuadros y estampas, que reunía sus creaciones más recientes en torno a tres conceptos: temas populares, escenas de playa y deporte, estampas cinemáticas y de maniquíes.

Cada una de estas categorías estaba resuelta con una técnica distinta. En los temas populares predominaba el color, mientras que las estampas cinemáticas eran en blanco y negro, con algunos toques cromáticos pálidos, como en el caso de este dibujo, en el que las copas muestran un reflejo azul y otro marrón.

El método de composición recuerda los hallazgos del cine de vanguardia. Maruja Mallo utiliza la técnica de la yuxtaposición para crear un tercer concepto, a la manera de Serguéi Eisenstein. Por ejemplo: las copas de cóctel se yuxtaponen a los matraces de laboratorio; el angelote barroco sin ojos, a los ojos de cristal; los peldaños de la escalera, a la gradación de las nubes en el cielo. De esta manera, la obra transmite, en un espacio concebido como un teatro, la idea de un mundo en decadencia.