Maruja Mallo (Vivero, Lugo, 1902 - Madrid, 1995) inició su formación artística en Avilés. En 1922 se trasladó con su familia a Madrid, donde conoció a Salvador Dalí y Federico García Lorca. En 1928 realizó su primera exposición en los salones de la Revista de Occidente. En 1930 presentó una obra en la Exposición de arquitectura y pintura modernas en San Sebastián. En este momento, su nombre aparece asociado al movimiento de la Nueva Objetividad, que recreaba motivos urbanos y cinematográficos.

Su pintura ejerció una gran fascinación sobre escritores como Ernesto Giménez Caballero, Benjamín Jarnés, Juan Ramón Jiménez y Rafael Alberti, con quien mantuvo una relación creativa y sentimental. En 1932 viajó a París, conoció a André Breton y entró en contacto con el grupo surrealista. De regreso en Madrid, entre 1934 y 1935 se interesó por los temas sociales y frecuentó a Miguel Hernández.

Entre 1937 y 1961 vivió exiliada en Buenos Aires, con breves estancias en Chile y Uruguay. En 1949, la Librería Clan de Madrid publicó su libro Arquitecturas, con un ensayo de Jean Cassou. Las exposiciones de revisión de los movimientos de vanguardia celebradas en la Galería Multitud de Madrid, en los años setenta, pusieron de relieve su importancia en el arte del siglo xx.