CATÁLOGO DE COLECCIONES
Manuel Viola consideraba el surrealismo una aventura filosófica que se traducía en una actitud moral. Su finalidad era la destrucción de la realidad opresora y la realización del hombre. El arte surrealista debía ser al mismo tiempo reflejo y acción, y contribuir a la creación de una nueva realidad revolucionaria.
En los años cuarenta, Viola, que vivía en París de manera clandestina, conectó con el grupo La Main à Plume, formado en torno a Jean-François Chabrun y Noël Arnaud, cuyo propósito era retomar y hacer fructificar el movimiento surrealista, interrumpido por la Segunda Guerra Mundial. Participó en los debates del grupo, firmó varios manifiestos y publicó diversos textos teóricos y poéticos.
Este dibujo, firmado J. V. Viola, ilustraba el opúsculo de Chabrun Les Déserts de l’enthousiasme, publicado en 1942. Pone en juego distintos elementos del imaginario surrealista: ruinas, formas orgánicas, la ambigüedad entre lo natural y lo artificial, el desierto y el tablado, el pájaro y la estatua. Confluyen desolación y esperanza, como haciendo eco a la poesía de Chabrun, miembro destacado de la resistencia francesa.
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