Hijo de un industrial, Juan de Echevarría (Bilbao, 1875 - Madrid, 1931) recibió una formación cosmopolita en Francia, Inglaterra y Alemania. A partir de 1900 asumió, durante dos años, la dirección de la empresa familiar. Tras la muerte de su madre decidió, sin embargo, dedicarse exclusivamente a la pintura. En Bilbao conectó con los artistas e intelectuales del momento: Miguel de Unamuno, Ricardo Gutiérrez Abascal, Adolfo Guiard, Darío de Regoyos. A partir de 1903 siguió su formación en París. Acudió a las tertulias del Café Lapin Agile, frecuentado por Pablo Picasso, Edgar Degas y Paul Gauguin. En 1911, gracias a la intervención de su amigo Paco Durrio, concurrió al parisino Salon d'Automne y obtuvo el elogio de Guillaume Apollinaire.

De regreso a España, en los años de la Primera Guerra Mundial, pintó el paisaje del Albaicín y composiciones de gitanas desde la óptica de un primitivismo próximo a Gauguin. En Madrid retrató a artistas, sobre todo de la generación del 98: Baroja, Azorín, Valle-Inclán, Unamuno. Compuso numerosas naturalezas muertas y paisajes, dentro de un estilo vinculado al cromatismo fauve. A partir de la influencia de Guiard, la pintura vasca regionalista de principios de siglo tuvo asimismo repercusión en su obra.