© José Gutiérrez Solana. VEGAP, Madrid, 2022
CATÁLOGO DE COLECCIONES
Entre 1904 y 1909, José Gutiérrez Solana aborda el tema de las imágenes de culto y las procesiones, con las que el artista se familiariza a través de las obras de Francisco de Goya y el libro España negra, de Darío de Regoyos y Émile Verhaeren. A diferencia de sus primeras composiciones sobre este asunto, en Procesión de noche el artista utiliza un punto de vista muy cercano y una estricta frontalidad, aspectos que encajan con su manera inmediata y antirretórica de mostrar el mundo.
Al colocar a los cofrades de medio cuerpo a la altura de los ojos del espectador, provoca una confrontación física con el lienzo. Paradójicamente, es en las imágenes de culto, situadas en la parte superior del cuadro, donde se concentra el movimiento, los sentimientos y la expresión, mientras que la parte inferior, ocupada por las figuras humanas, aparece dominada por la verticalidad, la inexpresividad y el estatismo.
Contribuye a la confusión entre estos dos planos de realidad el hecho de que las esculturas protagonicen dos de los episodios más dramáticos y humanos de la Pasión: el de la Verónica, que ofrece a Cristo un paño con el que enjugar su rostro, y la Flagelación.
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