© José Gutiérrez Solana. VEGAP, Madrid, 2022
CATÁLOGO DE COLECCIONES
Cuando José Gutiérrez Solana empezó a pintar hacia 1905, la pintura simbolista había tratado ya abundantemente el tema de la muerte y —especialmente en el norte de Europa— había recuperado las danzas macabras medievales como símbolo del desasosiego y la angustia vital propios del espíritu fin de siglo. En esta línea hay que mencionar, entre muchos otros, a artistas como Edvard Munch o James Ensor.
Este óleo parece estar basado en alguna de las fotografías del osario de Palermo que circularon en vida del pintor y ofrece un punto de inflexión en su obra. A diferencia de otras imágenes de Solana, llenas de figuras que acentúan la violencia vinculada a la muerte, en este caso el pintor ofrece una idea más sosegada, que viene subrayada por el distanciamiento de la escena con respecto al espectador. Los monjes preparan y acuestan a sus muertos con la misma naturalidad e inercia con la que los barberos y las peinadoras de otras obras del artista disponen a sus clientes. Todos forman parte del mismo mundo.
Osario se exhibió en la Bienal de Venecia de 1932 y, más adelante, en París y Pittsburgh. En 1938 fue vendido a un coleccionista francés. En 1991, junto al resto de las pinturas del autor que conserva la institución, pasó a formar parte de los fondos de las Colecciones Fundación MAPFRE.
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