© Joaquín Torres-García. VEGAP, Madrid, 2022
CATÁLOGO DE COLECCIONES
En sus obras constructivistas, que empezó a desarrollar en París a mediados de los años veinte, Joaquín Torres García sigue dos procedimientos distintos. Por un lado, crea composiciones de un constructivismo estricto: en el interior de una retícula aloja un repertorio de pictogramas, signos de un lenguaje simbólico universal que sintetiza abstracción y figuración. Paralelamente, elabora una serie de dibujos y cuadros figurativos que incorporan elementos constructivos, con el objetivo de reproducir la agitación de las calles de una gran ciudad contemporánea.
Constructivo con ferrocarril aparece como una síntesis de la vida urbana. Los elementos pictográficos se organizan en bandas superpuestas, a la manera de las pinturas murales egipcias. Las distintas franjas dialogan entre sí: el carro tirado por caballos que avanza de izquierda a derecha encuentra su contrapunto en el ferrocarril que marcha en sentido contrario.
Aunque la cuadrícula constructivista sigue presente, la organización de los elementos se somete a una «composición en escalera». En la obra de Torres García, la escalera simboliza el tránsito de un mundo a otro, el ascenso desde la vida cotidiana prosaica a la esfera del espíritu universal.