Turbulento, misterioso, primario y refinado, Joan Ponç (Barcelona, 1927 - Saint-Paul-de-Vence, Francia, 1984) se dio a conocer a principios de los años cuarenta en los ambientes vanguardistas barceloneses, en torno al grupo Dau al Set, junto a los artistas Modest Cuixart, Antoni Tàpies, Joan-Josep Tharrats, el poeta Joan Brossa y el filósofo Arnau Puig. Sus dibujos y pinturas visionarios conectaban con el mundo de la magia y el inconsciente, la alquimia y los dibujos de los beatos medievales.

La ruptura con este mundo de obsesión llegó con un viaje y una estancia de diez años en Brasil. A su regreso, en 1962, ocupó un destacado lugar en el arte catalán y español con sus dibujos de trazo prodigioso y caligrafía minuciosa. Ejemplo de ello es su serie Cabezas trágicas, que expuso en Barcelona en 1965, poco después de obtener el Premio de Dibujo de la Bienal de São Paulo.

En los años setenta y ochenta desarrolló una intensa actividad como ilustrador y escenógrafo, a la vez que su pintura evolucionaba hacia la simplicidad y la abstracción. Capses secretes (1975-1980) fue su último gran proyecto: una impresionante serie de dibujos realizados con tinta china y acuarela en las salas de espera de distintos hospitales del sur de Francia.