CATÁLOGO DE COLECCIONES
En los Desastres de la guerra, las escenas se presentan de una manera dinámica. El movimiento da unidad a la narración y recorre toda la serie, a la que Goya imprime un sentido progresivo, de manera que sitúa ante nuestros ojos el avance de la guerra en una secuencia perfectamente ordenada. Primero, la lucha y el descontrol, con la pérdida de valores morales que rigen la conducta humana. A continuación, la miseria, la enfermedad y el hambre. Por último, la «vuelta al orden». Dominando la escena, en todo momento, está la muerte.
En medio de un descampado, Goya ha grabado un conjunto de cadáveres abandonados. Las posturas descoyuntadas de los cuerpos y las expresiones inanimadas de los rostros contribuyen a incrementar el sentimiento de horror. Junto a ellos, un personaje vivo está vomitando sangre, lo que indica que muy pronto también él formará parte de esta montaña de seres sin vida. La escena tiene lugar en un paraje inhóspito, desnudo, sin vegetación ni casas que puedan albergar al ser humano.
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Y no hay remedio
Aguafuerte, punta seca, buril y bruñidor
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Aguafuerte, aguada, buril y bruñidor
Francisco de Goya y Lucientes
Bien te se está
Aguafuerte, aguada y buril