En 1862, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando adquirió ochenta de las planchas de Goya que conforman los Desastres de la guerra. Fueron estampadas en el taller de Laurenciano Potenciano un año después, cuando hacía treinta y cinco años que había fallecido el autor (1828).

La cuarta edición, a la que pertenecen los grabados de las Colecciones Fundación MAPFRE, se estampó en 1906 por iniciativa de la misma Academia. De ella merece la pena señalar la delicadeza y el cuidado con los que está realizada, pues se dejó una película uniforme de tinta para dar unidad a todas las escenas, siguiendo la pauta marcada en la primera edición.

En Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer vemos a un hombre de rodillas, con los brazos en cruz, que alza la mirada al cielo. El fondo está formado por trazos breves. Una trama espesa, en diagonal, deja intuir una figura monstruosa, agazapada, que anticipa el drama por venir. El gesto implorante, que aparece en otras obras de Goya de temática religiosa, sugiere que el personaje suplica un milagro que evite la catástrofe que se cierne sobre él.