Benjamín Palencia (Barrax, Albacete, 1894 - Madrid, 1980) inicio su trayectoria en contacto con el noucentisme y la pintura de Torres García y Barradas. En 1916 conoció al poeta Juan Ramón Jiménez, quien le presentó a escritores y artistas vinculados a la Generación del 98, entre ellos al pintor Ignacio Zuloaga. En 1926 colaboró don Rafael Alberti en la escenografía de La pájara pinta. Fue asimismo director artístico del teatro universitario La Barraca, de Federico García Lorca.

En 1925, tras su primera exposición, junto a Pancho Cossío y Francisco Bores, viajó a París, donde conoció a Pablo Picasso, Georges Braque y Jean Cocteau. En esta época se interesó por el surrealismo y la abstracción. De regreso a España en 1928 inició una etapa de resonancias mironianas, con bodegones, desnudos y paisajes a los que aplicaba tierra y ceniza. Colaboró en la revista Cruz y Raya; fue, junto a Alberto Sánchez, fundador de la Escuela de Vallecas, e ingresó en el grupo Arte Constructivo. Participó en la Bienal de Venecia de 1936 con gran éxito.

Tras la Guerra Civil refundó la Escuela de Vallecas, que, en esta segunda etapa, fue el germen de la Joven Escuela Madrileña. En sus últimos años pintó vistas desoladas de tierras yermas de colorido terroso y dibujó retratos a pluma de muchachos y labriegos.