La profesión de jurista de su padre llevó a Arturo Souto (Pontevedra, 1902- Ciudad de México, 1964) a vivir en diferentes ciudades españolas. En 1920, se trasladó a Madrid, se matriculó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y entró en contacto con el grupo formado por Hipólito Hidalgo de Caviedes, Salvador Dalí y Carlos Sáenz de Tejada. Su obra se conforma en torno a dos vertientes: por un lado, los lienzos, con ecos que van del fovismo al expresionismo, del realismo mágico al cubismo; por el otro, las estampas de denuncia social, ambientadas en las calles de la gran ciudad.

En 1934 obtuvo el pensionado en Roma, desde donde viajó con frecuencia a París. Durante la Guerra Civil trabajó como ilustrador y cartelista para la Alianza de Intelectuales Antifascistas. En estos años se le asocia con el movimiento Os Novos, un grupo de artistas gallegos renovadores, encabezado por Rafael Dieste. Después de la guerra se exilió a Francia, Cuba y Estados Unidos, y en 1942 se instaló en México. En los años cincuenta, su obra se volvió más reposada, perdiendo el trazo nervioso de etapas anteriores. Hasta su muerte en 1964, se centró en la mujer, el desnudo y el folclore gallego.