© Alberto Sánchez. VEGAP, Madrid, 2022
CATÁLOGO DE COLECCIONES
Al clausurarse la Exposición Internacional de París de 1937, donde presentó la escultura El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella, Alberto Sánchez fue enviado a Moscú por el Gobierno de la República para hacerse cargo de la educación de los niños españoles evacuados a Rusia. Al terminar la Guerra Civil permaneció en la capital rusa como exiliado político. Retomó la pintura al óleo y colaboró con diversas compañías de teatro, pero las directrices artísticas marcadas por el régimen soviético le impidieron desarrollar toda su potencia creativa.
Iniciada la apertura política con el gobierno de Kruschev, hacia 1956, Alberto reanudó su actividad como escultor, recuperando algunas ideas de 1937, como el «hueco activo» y el trabajo con chapa de hierro. También volvió al tema de la mujer castellana en una serie de obras que van del realismo a la abstracción lírica.
Paralelamente, realizó una serie de dibujos escultóricos que pueden considerarse bocetos de posibles esculturas u obras autónomas, como en el caso de esta silueta de mujer castellana.
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